Las palabras del Presidente de Racing potencian un episodio policial cuya trascendencia pública, es cierto, tuvo mucho que ver con el hecho de que su protagonista fuera un conocido futbolista profesional.
“Tampoco fue tan grave… es un hecho que todos cometemos ¿quién puede decir que nunca pasó un semáforo en rojo?”
El caso estalló hoy en los medios. Ricardo Centurión cruzó dos semáforos en rojo, para peor, en zona escolar, es decir, poniendo en riesgo la vida de los alumnos que iban rumbo a la escuela alrededor de las 8 de la mañana. Fue detenido por personal policial y se negó a cumplir con el control de alcoholemia correspondiente.
De inmediato, según el Secretario de Seguridad del Municipio de Lanús donde ocurrieron los hechos y de acuerdo al video que circula por las redes sociales, les dijo a los agentes: “Yo tengo plata para arreglar esto es una boludez. Te puedo cubrir todo el mes”.
La inconducta de Centurión es, sin duda, grave y deberá ser juzgada por los Tribunales competentes.
Las respuestas del Presidente del Club son aún más preocupantes porque reflejan el verdadero desprecio a la Ley que parece imperar en sectores cada vez más amplios de la sociedad
Blanco declaró que a él le cabe cuidar la imagen del Club y hasta agregó que le llamaba la atención la presencia de la policía a esa hora lo que le hace creer que “sabían que estaba Centurión y lo esperaron”.
Las declaraciones del titular de Racing no sólo intenta quitar gravedad al cruce de semáforos en rojo (en zona escolar, además) porque “todos lo hacemos” sino que imputa al personal de seguridad cumplir su misión atribuyéndole el deseo de encontrar a su jugador cometiendo la infracción.
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Esto último podría ser gracioso -por lo absurdo- si no fuera tan penoso y concluye siendo una nueva -y curiosa- forma de justificar al infractor: acusar del hecho… a la autoridad que pretende hacer cumplir la Ley.
La mayor causa de muerte violenta en la Argentina -más de 7.000 casos al año y decenas de miles de lesionados- son los accidentes de tránsito. La inmensa mayoría de esos accidentes ocurre por consumo de alcohol o drogas de los automovilistas o por gruesos excesos de velocidad
En el Proyecto de nuevo Código Penal, además de incrementarse las penas por esos delitos hasta los 7 años de prisión, lo que las hará de cumplimiento efectivo, se incorpora la sanción como “delito de peligro” a quienes conduzcan en esas condiciones aunque no hayan causado accidentes. En otras palabras, si estuviera vigente el Código nuevo Centurión podría ir a prisión aunque no haya -por fortuna!- causado lesiones o muerte.
La Argentina necesita terminar con la anomia que la caracteriza, con la idea de que las normas están para violarlas, con la idea nefasta de que nadie las cumple.
Los dichos del Presidente de Racing, desde ese punto de vista, parecen todavía más graves que la lamentable e ilegal conducta de su jugador.