Cuando Frédéric Chevalier inició este proyecto en 2013, repetidamente le dijeron que estaba loco. Siguió escuchando durante años cosas como “Esto nunca va a funcionar” o “Es una pérdida de tiempo”. Le llevó mucho tiempo reunir a soñadores, aventureros y pioneros de ideas afines para crear “The Camp”, el campamento.
Hoy, inclusive luego de la muerte prematura de Chevallier, su sueño es una realidad que funciona como un ecosistema completo de exploradores de lo que viene.
Emprendedores, estudiantes de posgrado, investigadores y expertos internacionales, directores de pequeñas empresas, directores generales de grandes grupos, profesionales del sector privado y público, altos directivos de cursos de formación, jóvenes, niños …Todos los días, personas de todos los ámbitos de la vida se encuentran en el campamento base, durante unos días o unos meses.
Perfiles que se complementan entre sí: tipos creativos de una nueva generación (diseñadores, digitales, artistas, artistas de medios mixtos, programadores) que buscan respuestas. Y por supuesto, nuevas preguntas.
La obsesión de Chevalier no era el éxito ni el dinero, no necesitaba más, ya tenía bastante. El soñaba con formar gente de todo el mundo y capacitarlos para diseñar las ciudades del futuro. “Con un 75% de población urbana en 2050, la apuesta es global: ¿Cómo alojar, alimentar, saciar, transportar, mantener la higiene?” Estas preguntas lo preocupaban.
Su desafío fue encontrar nuevos enfoques para problemas universales y agregar personas y proyectos impulsados por la misma voluntad y entusiasmo por el futuro.
Durante miles de años, las personas han tenido las mismas preocupaciones: ¿qué vamos a comer mañana? ¿Cómo aprenderemos? ¿Cómo será envejecer? ¿Cómo iremos de un lugar a otro? ¿A qué velocidad? ¿Usando qué energía?
Fue a partir de estas preguntas que decidió trabajar para desarrollar una especie muy particular de campus, al mejor estilo de las Universidades norteamericanas.
¿Qué nos espera, humanos? ¿Cómo va a ser la vida mañana?
A todo lo hizo él: imaginó el concepto, buscó fondos, eligió el terreno, armó el diseño, trabajó codo a codo con los arquitectos y llenó a la nueva estructura de contenido.
Nucleando personas interesadas en estos asuntos, mentes inquietas provenientes de todos los países y de las más diversas edades, que se interesen por encontrar soluciones que permitan crear urbes más sustentables, productivas, agradables y justas.
Frédéric Chevalier entonces sacó doce millones de euros de su bolsillo para comenzar el proyecto. Las autoridades locales, bancos, grupos industriales (Cisco, Sodexo, Vinci, CMA CGM, Accord Group …) y Bercy, bajo la marca francesa Tech, se comprometieron a ayudarlo por un total de 80 millones de euros: 36 para inversión inmobiliaria, 45 para la operación de cinco años de la universidad.
En el foco estaban esas cuestiones: un número considerable de problemas económicos y sociales, bases para el desarrollo de tecnologías urbanas cuya demanda podría alcanzar más de 20 mil millones de dólares en 2020.
“Apoyar colectivamente el campamento”
Se necesitaron diez años para convencer al sindicato mixto de la meseta de Arbois de ceder a este proyecto denominado “The Camp”, las 8 hectáreas de absoluta soledad. “Será un lugar transdisciplinario, transcultural y transgeneracional en el que aprendemos, pensamos y experimentamos juntos”, describió Frédéric Chevalier en ese momento iniciático.
“Desde nuestro campamento base, estamos lanzando todo tipo de misiones, trazando caminos posibles para el futuro, creando soluciones de prototipos gracias a la inteligencia colectiva. Nuestra brújula? Una dimensión humanista. Nos orientamos en 4 direcciones principales: inspiración, transformación, co-creación e impacto” explican los encargados de sostener este proyecto de alto impacto.
“Esperamos que los descubrimientos que haremos en el camino nos ayuden a dar forma al futuro de la alimentación, la salud, la movilidad, la energía, la educación, el medio ambiente … y los muchos otros destinos que queremos alcanzar en nuestra búsqueda para hacer en el mundo ¡cambios positivos para las personas y el planeta!” concluyen