¿Quiénes somos nosotros? ¿Los que nacimos aquí? ¿Los que vinieron y se quedaron y trabajaron y tuvieron hijos y amaron esta tierra? ¿los que fuimos naciendo y teniendo hijos, e hijos nuestros hijos?
¿Qué pasó en el medio para que en vez de seguir siendo “nosotros” nos hayamos convertido en argentinos y argentinas?
Los políticos usan ese tiempo de verbo. Cuando alguien dice hay que poner carne en la mesa de los argentinos, ¿sabe que se está excluyendo? Habla de la mesa de “ellos”, es la tercera persona del plural, y para empeorar todo agregan las argentinas, porque ahora la inclusión de las mujeres en el discurso parece el lugar donde hay que estar.
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También me enteré de que si a “los argentinos y las argentinas” nos ponen carne en el plato nos quedamos tranquilos. ¿Somos así? ¿Qué otra cosa nos define a los argentinos y a las argentinas además de la carne? ¿El psicoanálisis? ¿El fútbol? ¿El mate, el tango y el dulce de leche?
Una amiga chilena dice que los chilenos son buenos produciendo poetas y dictadores.
¿Y los argentinos y las argentinas? ¿Qué valor humano nos distingue? ¿Tenemos conciencia moral? ¿Somos capaces de contemplar la humanidad del enemigo ¿Podemos ser justos con el que piensa distinto o deseamos su aniquilación?
Creo que tenemos una cualidad que deberemos aprender a dosificar para evitar que “ellos” se aprovechen de nosotros y es el orgullo de haber aprendido a atravesar las crisis. Y con eso cuentan los que nos gobiernan de uno y otro lado de la grieta.
La grieta no está entre gobierno y oposición, la grieta, y es profundísima, está entre la clase política y “nosotros”. Cuando aparezca alguien que diga voy a trabajar para que seamos felices habrá llegado el momento de la celebración.
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P/D. 1) Alguien dijo que las únicas profesiones necesarias para la supervivencia de la especie son: el que enseña, el que cura y el artista.
P/D. 2) Y yo agrego que cada una de ellas puede ser ejercida según el libre albedrío del usuario, para facilitar la evolución o detenerla.