“Yoga de la bronca” (Rage Yoga) puede sonar un poco contradictorio, pero es el último grito de la moda en Calgary, Canadá, gracias a la instructora de yoga no convencional Lindsay Istace. En sus clases, combina posturas de yoga regular con insultos, gestos ofensivos y cerveza, como una manera para que los participantes dejen atrás su rabia.
El método se promociona como una nueva terapia antiestrés, e incluye gritos, insultos y cerveza
A partir de una situación personal que la tenia absolutamente estresada, Lindsay decidió dar un giro radical a las prácticas milenarias y los resultados fueron asombrosos. Combina posturas de yoga regular con insultos, gestos ofensivos y cerveza, como una vía para que los participantes dejen atrás su rabia.
Si lo tuyo es el yoga autentico puede sonar un tanto blasfemo, pero Lindsay asegura que es muy terapéutico. “La idea se me ocurrió mientras pasaba por una dolorosa ruptura”, contó. La joven comenzó a insultar y a gritar durante su práctica de yoga, y la ayudó a superar sus problemas con las adicciones y con la ira, que sentía apretada adentro, siempre a punto de estallar.
“Soy muy temperamental. Tengo una personalidad muy fuerte y colorida”, comentó Lindsay a CBC News. “Cuando empecé a ir a clases de yoga, me sentía como que no encajaba realmente, y eso que probé en muchos estudios diferentes. Existe un enfoque muy serio e inexpresivo, un enfoque excesivamente sereno de las cosas. Pero yo no funciono así”.
Cuando se crea un espacio para estar enojado, gritar y maldecir, de repente, es más difícil tomarse tan seriamente las cosas
Lindsay cuenta que quería crear una práctica que la hiciera sentir cómoda, y que adentro suyo “sabía que no estaba sola. Cuando se crea un espacio para estar enojado, gritar y maldecir, de repente, es más difícil tomarse tan seriamente las cosas. Así se pasa de la ira a la risa bastante rápido”, explicó.
Fue así como llegó a la creación del Yoga de la Bronca, y la encontró tan efectiva en términos personales que decidió compartirlo con los demás. Desde entonces, da clases en el Dickens Pub, a un valor de 12 dólares, que incluyen un descuento en la pinta de cerveza del pub.
La polémica profesora admite que el Yoga de la Rabia no es para todo el mundo. “A algunos instructores de yoga no les gusta realmente el enfoque”, se ríe. “En realidad, no piensan que sea yoga de verdad, y sienten que maldecir y tomar cerveza lo vuelve ilegítimo. Y está bien. Hay diferentes cosas para diferentes personas y no todos tienen que estar de acuerdo. Todo el mundo tiene derecho a su propia opinión”.
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