3 claves para ayudar a los hijos a crecer psíquicamente sanos

Pequeños cambios cotidianos pueden hacer una enorme diferencia para cuidar y fortalecer la salud mental de nuestros hijos.
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Como padres nos preocupamos para que nuestros hijos crezcan sanos y fuertes: les brindamos amor, buena alimentación, bienestar y educación, pero debemos estar conscientes de la importancia que tiene la salud mental en el desarrollo de los niños y su vida emocional. Aquí vamos a repasar 3 claves para ayudar a los hijos a crecer psíquicamente sanos.

La salud mental en la infancia: los pilares básicos

Los niños, los adolescentes y sus familias enfrentan mucho estrés y desafíos varios para cuidar el bienestar mental. Entre agendas recargadas, es difícil estar atentos a las emocionales y cuidar que todo lo que precisan esté satisfecho. Por eso, es necesario buscar el equilibrio entre la mente y el cuerpo, atendiendo siempre las influencias externas.

Las claves cotidianas para el buen desarrollo

Hay 3 factores imprescindibles para el buen desarrollo psíquico de cualquier niño. Y, lo sorprendente, no es lo impactante o novedoso de estos conceptos, sino lo cotidianos que son en realidad.

Criar en la autoestima

    En psicología la “autoestima” se define como la forma en que nos valoramos. Algunas personas tienen un amor propio muy alto y, otras, bastante bajo.

    Puedes ver: Según un estudio, abrazar a los hijos los fortalece molecularmente durante años

    Tener una buena autoestima no tiene que ver con jactarse, sino con valorar en su justa medida aquellos logros que alcanzamos, para lo cual no hay necesidad de denostar a nadie ni tampoco de menospreciar nuestra propia labor.

    De hecho, la autoestima es importante porque produce un impacto en la vida y las decisiones y por eso es una de las bases de nuestra salud mental.

    Una persona con una autoestima sana tiene la confianza para buscar lo que quiere sin hacer que otra persona se sienta indigna.

    Ayudarlo a los hijos a lidiar correctamente con los elogios y las expresiones de cariño y plantearle desafíos que sea capaz de superar son solo dos de las formas de ir reforzando una imagen positiva de sí mismo.

    Educar en la resistencia a la frustración

    Cuando son muy pequeños, todos los niños tienen baja tolerancia a la frustración. Es en el proceso de aprendizaje que se va desarrollando la capacidad de afrontar las situaciones en las que no se consigue todo lo que se quiere.

    El problema está en que los niños reciben lo que quieren cuando quieren, lo que los hace caprichosos, volátiles y muy dados a frustrarse muy pronto y de forma muy exagerada. La actitud positiva de los padres a la hora de afrontar las situaciones adversas es el mejor ejemplo para que los hijos aprendan a solventar sus problemas.

    También es fundamental educarlos en la cultura del esfuerzo. Así aprenderá que el esfuerzo es, en muchas ocasiones, la mejor vía para resolver algunos de sus fracasos. Si se les facilita todo y no se le permite alcanzar sus retos por sí mismo, es difícil que pueda equivocarse y aprender de sus errores. Es la única manera de saber cómo enfrentarse al fracaso.

    Educar en y desde el cariño

    Los niños aprenden cuidado y respeto cuando son tratados de esa manera. Cuando nuestros hijos se sienten amados, también se apegan a nosotros. Ese apego los hace más receptivos a nuestros valores y enseñanzas.

    El amor a nuestros hijos toma muchas formas, tales como atender sus necesidades físicas y emocionales, proporcionar un ambiente familiar estable y seguro, demostrar afecto, respetar sus personalidades individuales, mostrar (y tener) un verdadero interés en sus vidas, hablar de cosas que les importan y afirmar sus esfuerzos y logros.

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    Georgina Elustondo

    Periodista, editora, emprendedora. 20 años en Clarín. Fundadora y directora de Buena Vibra Contenidos desde 2016.