Verónica Malamfant, en su libro “Amigos con derecho a roce. Manual de abusos y costumbres”, de Editorial Vergara, encuentra la definición perfecta para esta nueva manera de relacionarse:
Un amigo con derecho a roce es toda persona que esté disponible para el otro en todo momento, y que cumpla con el conjunto de normas de convivencia para tener fricción
Se acerca el día del amigo y todos comenzamos a pensar en esas personas que han recorrido la vida con nosotros, que nos escuchan, nos contienen, nos hacen reír, y/o nos acompañan en esos viajes maravillosos en los que tanto nos divertimos…
¿Se incluyen estos amigos con derecho a roce en los grupos de festejos del día del amigo?
Miremos un poquito para atrás. Hasta hace muy pocos años ellas querían amor y ellos sexo. La mujer involucraba cuerpo y alma en la relación y ellos no lo hacían. La mujer buscaba un marido y el hombre buscaba una amante.
Pero todo cambió en el Siglo XXI y la mujer fue perdiendo sus prejuicios y encontrándose con el placer al redescubrir su cuerpo. Surgió entonces esta nueva manera de relacionarse: se trata de un acuerdo por el que dos amigos deciden tener sexo sin compromiso, con el que buscan simplemente disfrutar sin pedir nada a cambio.
“La evolución de las costumbres transformaron uno a uno los conceptos con los que veníamos jugando y aprendiendo a sobrellevar la soltería –en algunos casos- y –en otros- rupturas de relaciones largas y que no llegaron a buen término. Desde la antigüedad y hasta las chicas de “Sex and the City”, todo había cambiado. Debíamos salir (por cuestiones obvias) a este mundo trastocado, ágil y dinámico como el power plate, ese plato que te sacude cada músculo de tu cuerpo y te convierte en alguien tonificado por la sola vibración”, describe Malamfant.
Y es en ese mundo cambiante, vibrante, diferente, donde entran los Amigos con Derecho a Roce o ADR
Son amigos especiales
La tranquilidad de saber que nuestros queridos ADR están ahí, siempre, y que tal vez se queden para el resto de nuestras vidas es reconfortante. Pero, cuidado, que quede clara la primera condición de estas relaciones: lejos de lo que proponen las comedias de Hollywood o las novelas rosas, con ellos no hay compromiso emocional ni ataduras de ningún tipo. La autora del libro lo dice claramente:
“Con un ADR no se habla de noviazgo, casamiento y planes a futuro”
Y la autora sigue describiendo: “… los ADR no deben ser tomados muy livianamente porque ante que nada son amigos, y se debe corresponder a todas las necesidades que la amistad conlleva. Como toda relación, y sobre todo sexual, debe haber respeto mutuo y honestidad, aunque más no sea para decirle “solamente sos un fucking program”.
Si bien parecen ser relaciones simples, vividas en (y con) absoluta libertad, para Malamfant “son sinónimo de complejidad, y eso está dado por las reglas intrínsecas, el lenguaje adulto y desprejuiciado, la cabeza abierta y demás cosas que hacen que sean únicas e intransferibles”.
¿Miedo al compromiso? ¿Egoísmo? ¿Búsqueda de una eterna adolescencia donde un futuro de a dos se ve como algo lejano? ¿O manotazo de ahogada frente a la negativa masculina a formar pareja? En palabras de la autora:
“Tal vez las mujeres, en mayor medida, somos las más ilusas por vivir una buena historia amorosa; tal vez caiga en esos lugares comunes y sea banalmente eterna. Pero llegar a eso puede costarnos gran parte de nuestra vida. Y muchas no estamos dispuestas a arriesgarnos”.
Son amigos especiales. A ellos nos une no sólo el amor sino también el sexo. Son relaciones con códigos, maduras, adultas
Pero, también, son relaciones que nos alejan del compromiso formal y de los proyectos compartidos.
Cómo evitar los problemas de esta relación
-Ante todo hay que conocerse bien. Un amigo con derecho a roce no es sinónimo de sexo ocasional, no debe confundirse con eso. Esta relación implica seriedad, un acuerdo entre los dos. Para que funcione, debe gustarte esa persona no sólo físicamente, sino también sentirte a gusto a su lado.
-Es fundamental que todo quede claro entre los dos desde un principio. Este tipo de acuerdos puede plantear cuestiones muy confusas, como si pueden acostarse con otra gente, cuántas veces se verán en la semana y si es correcto que el resto de amigos comunes lo sepan. Por eso, lo mejor es hablarlo con el otro cuanto antes y fijar unas normas básicas.
-Está prohibido enamorarse. Éste es el mayor riesgo que corremos en una relación de este tipo. La misma debe basarse en una búsqueda de placer físico, nunca emocional. Jamás hay que confundir este deseo con amor.
-Si se da la situación de que uno de los dos se enamore, el otro debe estar atento a las señales que pueda mostrarse. Si esto sucede, lo mejor es no jugar con el otro y ser totalmente sincero.
-La relación es temporal. El “amigo con derecho a roce” normalmente forma parte de una etapa de transición que finaliza cuando uno de los dos encuentra una pareja estable. Siempre hay que tener presente esto, pues una vez llegados a este punto no queda más remedio que decirse adiós.
-No tengas miedo de cortar la relación. Sea por el motivo que sea, si considerás que lo mejor es dejar de verse no tengas miedo de decirlo. No estás obligado a mantener ningún compromiso con el otro.
-No exijas lo que le exigirías a un novi@. No es justo que te enfades si no se ven durante días o si el otro no tiene detalles románticos con vos. Es sólo tu amig@, y no podés esperar que te trate como lo haría una pareja estable.
Y vos, ¿tenés un ADR o te gustaría tenerlo? ¿Creés que es posible sostener este tipo de amistad en el tiempo? ¿Los llamarías “amigos”? ¿Lo convocarías a la reunión del grupo para el día del amigo?