Afectos

El día que Papá Noel pensó en renunciar: un nene con una enfermedad terminal murió en sus brazos

La historia de amor y dolor que conmueve a todo el mundo

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Por un momento decidió abandonar la barba y olvidarse de las sonrisas y la felicidad que genera en los niños. Pero eso no es posible para una persona como Eric Schmitt-Matzen, que interpreta a Santa Claus hace muchos años y es el más famoso de los Estados Unidos.

Pensativo y lleno de dolor, con su larga barba blanca natural, cuenta que intenta en estos momentos dejar atrás el durísimo momento que vivió, aunque todavía no lo consiguió.

Papá Noel está de luto: un nene murió en sus brazos segundos después de recibir su regalito

Una tarde, Eric Schmitt-Matzen recibió el llamado urgente de una enfermera. Le decía que lo necesitaban con urgencia en el hospital de la zona, que no había mucho tiempo. “Yo recién llegaba del trabajo y sonó el teléfono. Dijo que había un niño muy enfermo de 5 años que quería ver a Santa Claus”, recordó el ingeniero de 60 años, que hace años interpreta al panzón de navidad.

Se puso su traje que tan feliz hace a todos y salió.

Manejó como loco y llegó en 15 minutos. La mamá del chiquito lo esperaba con un juguete. La situación era dramática. Santa no estaba seguro de poder mantenerse firme. Les pidió a todos que los dejaran solos: “si piensan que van a perderlo, por favor, dejen la habitación. Si los veo llorar, me romperé y no puedo hacer mi trabajo”.

Y entró a la habitación del niño vestido de Santa Claus y con su gran barba blanca natural.

La familia miraba desde una ventana del pasillo que daba a la Unidad de Terapia intensiva.

“Cuando entré, él estaba tan débil que parecía que estaba listo para quedarse dormido. Me senté en su cama y le pregunté:

‘¿Qué es esto de que te vas a perder la Navidad? ¡No hay manera de que te puedas perder la Navidad! ¡Eres mi elfo número uno!

El pequeño le preguntó si realmente él era su preferido y Santa no dudó su respuesta: “Seguro que sí”. “Lo envolví en mis brazos. Antes de que pudiera decir algo, murió.

“Todo el mundo se dio cuenta de lo que pasó. Su madre entró corriendo. Yo me fui tan rápido como pude”.

“Simplemente no estoy preparado para esto”, pensó, sin embargo continuará por el resto de los niños.

“Me di cuenta del papel que tengo que desempeñar. Para ellos y para mí”

Eric Schmitt-Matzen tiene 60 años y es ingeniero mecánico en la ciudad de Knoxville.

 

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