La leche materna es el alimento más adecuado para el desarrollo del lactante debido a su equilibrado contenido de nutrientes, ideales para un crecimiento y desarrollo óptimo. Es el primer alimento natural para los niños, proporciona toda la energía que necesitan durante sus primeros meses de vida y es el único que le da protección sostenida durante los primeros 2 años. “Es la base de la seguridad alimentaria para todos los bebés del mundo y es uno de los recursos naturales renovables más valiosos”, subraya el Equipo Médico de Vittal.
La leche materna, entre otras cosas, promueve el desarrollo sensorial y cognitivo, siendo la mejor protección para el niño contra las infecciones. Diversos estudios demuestran que los bebés alimentados con leche materna tienen menor riesgo de padecer diarreas, infecciones respiratorias, otitis, enfermedades atópicas, eccemas, diabetes, infecciones gastrointestinales y meningitis, entre otras afecciones. Por otro lado, reduce la mortalidad infantil y favorece un pronto restablecimiento en caso de enfermedad.
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Cómo tener una buena lactancia
Lo primero que se debe considerar es que cada niño/a requiere de un tiempo diferente para quedar satisfecho, por esta razón se recomienda dar el pecho de día y de noche, cuando se solicite.
Es importante tener en cuenta que la madre no debe estar apurada ni medir el tiempo para dar el pecho
- Para que pueda producir la cantidad de leche necesaria, es recomendable amamantar con frecuencia y en el caso de separarse del niño (por razones laborales, por ejemplo) igual se puede continuar con la lactancia, extrayendo manualmente la leche, conservándola en un recipiente limpio y tapado.
- En algunos casos, existen problemas frecuentes al iniciar la lactancia, como la bajada de la leche, dolor de pezón, grietas, congestión mamaria y mastitis.
- La bajada de la leche: suele demorarse un poco más en los partos mediante cesárea, pero no se debe dejar de ofrecer el pecho al bebé. En caso de que exista un problema específico como parto prematuro, labio leporino, síndrome de Down, es conveniente la consulta con el pediatra.
- Dolor en el Pezón: es común que se presente algo de dolor o molestia (ardor, picazón o pellizco) cuando el bebé comienza a alimentarse en los primeros días o semanas. No hay una causa clara del dolor en el pezón. Un simple cambio de posición del bebé mientras se alimenta puede aliviarlo. También se puede tener dolor en el pezón si el bebé continúa la succión a medida que se desprende de la mama, en este caso, se le puede ayudar al bebé a aprender a soltar el pezón, introduciéndole suavemente un dedo por un lado de la boca para interrumpir la succión.
- Grietas en el pezón: se debe cuidar la piel del pezón, si la piel está demasiado seca o muy húmeda puede causar lesiones en el pezón debido a la humedad de la zona, por lo que recomienda el uso de sostenes confeccionados con telas de algodón, que ayudan a la aireación. Se debe evitar el uso de jabones o soluciones para quitar los aceites naturales de la piel que llevan a resequedad de ésta. El aceite de oliva, la leche de la madre y los aceites que contengan lanolina pueden ayudar a aliviar los pezones agrietados.
- Congestión mamaria: es causada por la congestión de vasos sanguíneos en la mama. Las mamas se inflaman, se endurecen, duelen y los pezones pueden no protruir para permitirle al bebé sujetarlos correctamente. El dolor, el estrés y la ansiedad pueden interferir con el reflejo de bajada de la leche, como resultado la leche se acumulará en los conductos galactóforos. El tratamiento consiste, en pedirle a la madre que se relaje, que encuentre una posición cómoda para el amamantamiento, y realizar masajes suaves durante y luego de la succión, además de aplicar calor a la mama. Alternar baños con duchas calientes y uso de compresas frías para ayudar a aliviar la molestia. Aumentar la frecuencia (ocho veces o más en 24 horas), durante no menos de 15 minutos en cada alimentación, extraer la leche manualmente o con un extractor o sacaleches ayuda a disminuir y prevenir la congestión.
- Mastitis: es una infección de la mama, causa dolor muscular, fiebre y un área roja, caliente y sensible en una mama. Cuando esto suceda, se debe consultar con el médico de cabecera. El tratamiento puede incluir: antibióticos para la infección, aplicación de compresas calientes y húmedas sobre el área infectada, un apropiado descanso y el uso de un sostén cómodo entre alimentaciones.
En todos los casos, se recomienda no suspender la lactancia y continuar amamantando de la mama afectada ya que estimula su curación.