“Está empezando a viralizarse un texto del cual quisiera rescatar algunas cosas y aclarar otras con respecto a lo que me genera…
No estuve en ese momento y no sé los pormenores del caso, calculo que está escrito con una mezcla de dolor y de impotencia… Pero creo que, en primer término, no podemos mezclar el significado de lo que es el parto respetado con una “moda”, como he leído en varios comentarios… Esto no es respeto: esto es negligencia, es desidia y no tiene que ver con el respeto del parto: nunca se debería haber aceptado la atención de un parto de nalgas o en podálica para ser realizado en un domicilio. De hecho suele hacerse un extenso interrogatorio a quien puede o no ser candidata al mismo, hay criterios de inclusión y de exclusión… Lamentablemente, estas cosas ocurren porque alguien dice que sí… Alguien sin moral y sin prejuicios.
Los que me conocen saben mi criterio con respecto a los partos domiciliarios: no estoy de acuerdo con ellos, al menos en mi país, porque no están dadas las condiciones de seguridad necesarias. Pero soy una ferviente defensora del parto respetado en la Institución, y no estoy de acuerdo con la soberbia institucionalizada: los profesionales de la salud somos conscientes de que la violencia existe en muchísimos casos y que el aumento indiscriminado de la tasa de cesáreas no es una sensación, pero esto es parte de una larga discusión sobre las políticas de salud que han tenido y tienen todos los gobiernos y no viene al caso en esta publicación, pero no perdamos el eje…
No seamos tan radicales, no todo es negro o blanco… Justamente la soberbia de cierto sector es el que ha beneficiado directamente a este abuso de “naturalidad”. El “resurgimiento” de los partos domiciliarios y que haya tenido que hacerse una Ley para que el parto sea “respetado” demuestra que pasaban cosas que demandaron legalizar el buen trato y el respeto…
El término “parto respetado” o “parto humanizado” hace referencia a una modalidad de atención del parto caracterizada por el respeto a los derechos de los padres y los niños y niñas en el momento del nacimiento. Es decir, en consonancia con las necesidades y deseos de la familia que va a dar a luz.
Cuando se habla de parto humanizado se habla de generar un espacio familiar donde la mamá y su bebé sean los protagonistas, y donde el nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible.
¿Ministerio de Salud, Presidencia de la nación, hacía falta que se exigiera por ley? Realmente parece un chiste, pero esto surge por la alta “medicalización”, porque hemos transformado un acto natural en un acto médico…. Nos llenamos la boca hablando del “binomio madre e hijo” y ahora resulta que la madre es “apenas un personaje secundario”.
Se necesita limpieza, no “antisepsia”, y un suero no es la salvación… ¿Cuántas veces realmente se necesitó una medicación “urgente” en la atención de un parto normal? No creo que quienes nos piden humanidad consideren “un suero” como falta de respeto, y el color del líquido no es determinante del estado fetal… Podemos controlarlo perfectamente con la auscultación fetal.
No defendamos todas las prácticas institucionalizadas cuando la mayoría no tiene un sustento científico. Sí estoy de acuerdo con que la seguridad de la Institución no puede ofrecerla una casa. Pero miremos hacia adentro, hagamos una autocrítica de porqué está pasando todo esto y empecemos a actuar en consecuencia, por los niños y por las madres.
Yo soy Partera, la que “partea”, la que “cuida” el parto… No nos creamos “semidioses” en la Tierra: somos apenas humanos que acompañamos.
Más información sobre Paula Malanga en Divino Vientre
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