¿A quién le gusta estar solo de noche? A nadie. Nunca es el momento apropiado para que estemos aislados. Si eso es lo que sentimos los adultos, ¿cómo no le va a pasar a los niños, que son mucho más pequeños e indefensos?
El bebé despierta para procurar presencia materna. Y tiene razón. No sólo quiere, sino que debe encontrar resguardo en el cuerpo de una persona mayor; de lo contrario, estará en peligro. El concepto es sencillo: el bebé no está en condiciones de permanecer sólo, especialmente cuando duerme.
Hay una catarata de opiniones, quejas y prejuicios de las personas grandes. Creemos que los bebés deberían dormir solos en sus preciosas cunas, que para eso se las hemos comprado. Esas apreciaciones son injustas.
Los bebés y niños pequeños no tienen voz ni voto, lo único que pueden hacer es llorar. Es su herramienta para avisarnos que no pueden dormir en peligro. Nadie puede conciliar el sueño con una dosis tan alta de adrenalina, que es la hormona que segrega el cuerpo cuando tenemos que defendernos. Por lo tanto, cuanto más miedo tengan, menos podrán dormir.
¿Qué hacer?
Cambiar nuestros puntos de vista.
Pero, ¿cuándo lograrán dormir solos?
Determinar a qué edad “ya deberían dormir” es una apreciación autoritaria y subjetiva. Cada caso responde a realidades emocionales primarias y no necesariamente comprensibles desde el puro intelecto.
Incluso, que un bebé duerma toda la noche no es “algo bueno”. No sabemos si ese niño se ha resignado, y si dentro de esa desesperanza reconoce que no logrará obtener amor ni compañía. En esos casos los adultos no deberíamos enorgullecernos.
Hay una tendencia alarmante a separar al chico del cuerpo de la madre. La idea arraigada es “no tenerlos demasiado tiempo en brazos porque se malacostumbran”. A veces las madres justificamos que “no los podemos cargar en brazos porque no nos queda tiempo para hacer otras cosas”. En realidad, la madre reciente debería delegar todas las tareas que no sean el cuidado y la atención permanente del bebé.
Si nos preocupa mucho que nuestro bebé se despierte por las noches, podemos preguntarnos: ¿qué significa que se despierta mucho? ¿Una vez, dos veces, tres veces, cada cinco minutos? Si el bebé está en brazos de su madre ¿duerme mejor? ¿Acaso se despierta cada vez que lo depositamos en su cuna? Observemos cada situación con la mayor honestidad posible.
Aunque cada caso es particular, vale la pena cuestionarnos si las necesidades básicas de ese bebé han sido satisfechas. Nos vamos a sorprender: casi ningún bebé occidental es tenido en brazos lo suficiente.
Si trabajamos, si estamos muy cansadas, si estamos al borde del divorcio, es imprescindible que recuperemos fuerzas durante la noche. Eso será perfectamente posible si permanecemos con nuestros niños, porque todos dormiremos en paz.
Los niños deberían tener un acceso ilimitado al cuerpo materno, porque es el diseño del ser humano en tanto mamífero. Cuando las madres nos alejamos de nuestra función específica durante el período de crianza de los niños, terminamos produciendo sufrimiento. Confiemos en el ritmo natural de las cosas.
Por Laura Gutman, psicoterapeuta familiar especializada en la atención de madres, fundadora y directora de “Crianza”.
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