Muchas veces puede resultar complicado hacer que nuestros hijos se vayan a dormir mientras nosotros seguimos despiertos. Esto puede deberse a que tanto ellos como nosotros queremos compartir más tiempo juntos o a que establecer límites puede ser muy cansador.
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Sin embargo, científicos de la Universidad de Londres descubrieron que los niños que se acuestan más tarde tienen problemas en matemáticas, lectura y delimitación espacial más adelante en la vida. Esto se debe a que la falta de sueño altera los ritmos naturales y la forma en la que incorporamos nuevos conocimientos. Existe otro punto que puede perjudicar a los niños que se acuestan más tarde y es que suelen ver más televisión.
De acuerdo a los investigadores, los horarios erráticos son más comunes cuando los niños tienen tres años (uno de cada cinco se va a dormir a diferentes horas). Pero a medida que se acercan a los siete años sus horarios comienzan a regularizarse en torno a las 19:30 y las 20:30.
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Nunca es tarde
Si bien es mejor establecer una rutina de sueño antes en la vida, nunca es tarde para reorganizar los horarios de los más chicos. Por otro lado, tampoco tiene sentido acostarlos mucho antes, ya que no hay estudios que reporten que eso puede traer algún beneficio.
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