Una de las principales razones de deserción laboral en el mundo es la maternidad, lo que implica además un porcentaje bastante menor de ingresos para la familia y una traba para la realización profesional y personal de las mujeres, que tienen que optar por dejar sus empleos al no ver otra solución compatible con el cuidado de sus hijos.
Si bien cada año hay más facilidades para que las madres puedan conciliar su vida laboral con la maternidad, aún el mundo tiene el desafío de encontrar la fórmula perfecta para lograr una crianza y desarrollo laboral en armonía, de forma compartida y equitativa.
Tanto para que las mujeres puedan reinsertarse más fácil al trabajo, como para que los hombres puedan ejercer su paternidad de forma más directa.
Hoy la mujer muchas veces debe priorizar la maternidad por obligación. No estamos hablando de aquellas que lo hacen con gusto, que es totalmente válido, sino de las que no cuentan con las facilidades para compatibilizar trabajo y crianza, y deben optar por dejar de lado sus profesiones para dedicarse a tiempo completo a la crianza y cuidado de los hijos y el hogar.
En Turquía, las trabas que tienen las mujeres para insertarse o reincorporarse al mundo laboral son mucho mayores. Por ejemplo, cuentan con solo 8 semanas de postparto, y la protección social también es mucho menor. Esto ha provocado que la taza laboral femenina sólo ocupe el 30,3%, según datos del Banco Mundial.
Con la intención de promover la inserción y reinserción laboral de las mujeres, para empujar la economía del país, la mejora en la calidad de vida de las familias y para fomentar la equidad de género; el gobierno de Turquía ha puesto en marcha distintos proyectos sociales.
Uno de ellos es el Proyecto Abuela, que consiste en pagarle un sueldo a las abuelas que contribuyan al cuidado y crianza de sus nietos, de modo que sus madres puedan ir a trabajar sin problemas.
Proyecto Abuela
La iniciativa planea darles un monto mensual de alrededor de 100 euros a estas abuelas cuidadoras. Una cantidad baja dirán muchos, pero que puede servir de complemento a sus bajas pensiones, y que pretende ser un “empujoncito” para que sus hijas puedan insertarse en el mundo laboral.
Los que defienden proyectos como éste aseguran que el sueldo a los “abuelos canguro”, como les llaman en distintas partes del mundo, es una buena forma de que la sociedad agradezca y valorice la entrega y dedicación de los abuelos hacia la crianza de los niños; les permite a ellos una mayor independencia económica, los revitaliza y los vuelve nuevamente activos en la sociedad; y además benefician también la armonía y unión familiar, la reinserción de las mujeres al trabajo, la crianza saludable de los niños, entre otros factores.
Para los padres, contar con el apoyo y presencia de sus propios padres en el hogar y en el cuidado de sus hijos, es un gran alivio. Saben que están dejando sus hijos en buenas manos, lo que les permite reinsertarse en el trabajo con confianza.
Y para los abuelos también hay muchos beneficios. Los niños revitalizan y rejuvenecen a sus abuelos haciéndolos más activos y felices. Se sienten estimulados física y psicológicamente, reciben el cariño transparente de sus nietos y también previenen el deterioro cognitivo.
Tipos de familia hay muchas y nadie debiese imponer una forma específica de crianza, y mucho menos responsabilizar a los abuelos de la crianza de los nietos, porque ésta es de los padres.
Pero si está la posibilidad, la salud y las ganas propias de los abuelos de estar más cerca de sus nietos o de ayudar en la crianza, podemos dar casi por sentado que nuestros hijos serán los mayores beneficiados.
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