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Maternidad diferida: congelar óvulos, una gran oportunidad

El principal problema de salud reproductiva es hoy la llegada tardía de la mujer al nacimiento de su primer hijo. Diferir la maternidad es posible.

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El crecimiento profesional de las mujeres, es decir, su período más productivo, coincide con sus años más fértiles. Los cambios culturales y económicos las lleva en ocasiones a descartar la maternidad o a desearla cuando las posibilidades biológicas no son las mismas. El factor más frecuente de limitación para lograr un embarazo en el siglo XXI es, sin dudas, la edad de la mujer. Ya sea para cumplir objetivos profesionales, económicos o de pareja estable, cada vez con mayor frecuencia se retrasa la búsqueda de un embarazo, llevando a que el principal problema de salud reproductiva de este siglo sea la llegada tardía de la mujer al nacimiento de su primer hijo. Esto es relevante no solamente porque se produce una disminución natural y progresiva de la reserva ovárica y de la calidad de los óvulos luego de los 30 años sino porque los resultados de los tratamientos muestran menor efectividad cuanto mayor es la mujer. En la mujer, la función ovárica está relacionada en forma directa con su edad. Si está sana, tiene aproximadamente un 78% de probabilidades de embarazarse naturalmente a los 25 años, baja a poco menos del 50% a los 35 y declina cuanto más se acerca a los 40 años. Además, el descenso de la fertilidad viene acompañado por una baja en la calidad ovocitaria y además, con un aumento del riesgo de anormalidades de cromosomas, de patologías uterinas, baja respuesta de FSH normal y mayores probabilidades de aborto.

La vitrificación como oportunidad

La vitrificación de óvulos es una excelente respuesta que la ciencia da a estas necesidades personales, económicas y/o culturales. Aquellas mujeres en edad fértil que sepan que su decisión es postergar la llegada de su primer hijo, pueden recurrir a esta técnica. El beneficio es que se conservan los óvulos de la “edad” del momento en que se congelaron, por lo que la mujer puede decidir ser madre a las 40, pero con sus óvulos de cuando tenía 32. El procedimiento consiste en estimular los ovarios con hormonas para que se produzcan varios óvulos –la cantidad dependerá de la capacidad de respuesta del ovario-, luego se aspiran los folículos que contienen los óvulos y se congelan para su conservación. La técnica utilizada es la vitrificación, que es la variante de congelamiento con descenso brusco de la temperatura y que permite lograr muy buenos resultados al descongelarlos. Si bien este mensaje viaja por distintos canales con mucha frecuencia, la mayor parte de las mujeres aún no han tomado conciencia de esto y de los riesgos que una maternidad a edad avanzada acarrea (descenso de la calidad ovocitaria, compromiso de la reserva ovárica, mayor riesgo de cromosopatías fetales, incremento del riesgo obstétrico y perinatal). En el día de la madre, pensar no solo en aquellas mamás que lo son, sino en aquellas que quieren serlo es también una manera de homenajearlas. Tener conciencia de que la fertilidad hay que cuidarla para que el día de mañana su sueño pueda cumplirse. Continuar leyendo:

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