Es una frase que se repite una y otra vez: los 40 de hoy son los 30 de ayer. Por estos días, a los 40 años las mujeres están en plenitud física, muchas veces en un gran momento laboral/profesional, y con la capacidad económica y la independencia suficiente como para encarar etapas nuevas. Pero no todo lo que brilla es oro: aunque lo cuidemos, aunque estemos activos, el cuerpo tiene su propio ritmo natural y el reloj biológico no perdona. La mujer puede cuidar su fertilidad pero no tiene manera de aumentar la cantidad de óvulos ni puede mejorar en modo alguno su calidad: con los años, la reserva ovárica disminuye hasta agotarse y la calidad de los ovocitos se deteriora invariablemente.
El tema es sencillo de explicar: cada mujer nace con un número finito de óvulos. Las niñas suelen tener alrededor de un millón de este tipo de células inmaduras, pero al llegar a la adolescencia sólo quedan en el organismo unos 300.000 óvulos, que se irán perdiendo progresivamente con el paso del tiempo.
Al llegar a la adolescencia, tan solo quedan en el organismo unos 300.000 óvulos, que se irán perdiendo poco a poco con el paso del tiempo
En la ovulación, cada mes uno de los ovarios libera el óvulo maduro y lo empuja para que éste pueda ir descendiendo por la trompa de Falopio correspondiente, con el fin de que pueda ser fecundado en su llegada al útero. Cuando el óvulo no es fecundado, se desintegra y se pierde con la menstruación. Es decir que hay tres “aliados” claves de la mujer a la hora de ser madre: los óvulos, la reserva ovárica y la calidad ovocitaria.
Por eso, en tiempos en que la mujer ha retrasado su maternidad, temas como el reloj biológico, la caída de la fertilidad, la posibilidad del riesgo de enfermedades genéticas en la descendencia o la amenaza de parto prematuro -unidos a los argumentos que esgrimen que es riesgoso o “antinatural” tener un hijo tan mayor- se vuelven un tema centra de la agenda femenina.
Calidad ovocitaria y capacidad de lograr un embarazo
Es importante resaltar que a medida que aumenta la edad de la mujer la calidad genética de sus óvulos se va perdiendo. A los 30 años, el 70% de los óvulos que tiene una mujer son genéticamente normales, mientras que a los 40 años solo el 30% presenta esta característica.
A los 30 años, el 70% de los óvulos que tiene una mujer son genéticamente normales, mientras que a los 40 años solo el 30% presenta esta característica
Cuando hablamos de óvulos genéticamente normales, queremos decir óvulos que tienen un número de cromosomas normales. Todas las células tienen 46 cromosomas y eso está determinado por los óvulos que aportan 23 cromosomas y los espermatozoides que también aportan 23 cromosomas.
A mayor edad, los óvulos pueden tener cromosomas de más o de menos. Un ejemplo: si se tiene una copia adicional del cromosoma 21, es decir 3 copias en vez de un 21 del padre y otro 21 de la madre, se habla de una trisomía del cromosoma 21 o del Síndrome de Down. Las chances de esto aumentan a medida que aumenta la edad de la mujer. Pero la edad avanzada no solo influye en la probabilidad de tener un niño con alguna enfermedad genética sino que también disminuye la probabilidad de embarazo en las mujeres de un 26% hasta los 39 años al 12% a partir de los 40.
Actualmente, la edad promedio de consulta en el IVI Buenos Aires supera los 38 años, lo cual, a nivel de la respuesta médica, inaugura un panorama distinto al de una mujer menor de 35 años.
Maternidad tardía y tratamientos de fertilidad
El retraso en la edad a la que la mujer accede a la maternidad se atribuye de la siguiente forma en los diferentes tipos de tratamientos:
1. Fecundación in vitro (FIV)
Mientras que en 2008 la edad media de las pacientes en IVI era de 34 años, en 2016 la edad media ya supera los 38 años. Y la edad se incrementa todavía más cuando hablamos de FIV con óvulos de donante, tratamiento más conocido como Ovodonación: el promedio de edad en 2016 es 43 años, tres más que en 2008.
2. Transferencia de embriones congelados
Son embriones que se vitrificaron tras un tratamiento con FIV, exitoso o no. La edad media de las pacientes que se transfieren embriones propios en los centros de IVI está directamente relacionada a la edad de la mujer al momento que consulta por primera vez.
Las mujeres tienen la posibilidad de preservar su fertilidad, convenientemente antes de los 35 años, para poder retrasar su maternidad sin perder la calidad de sus óvulos
Preservación de la fertilidad contra el reloj biológico
La vitrificación de ovocitos es, junto con la congelación de la corteza ovárica, el tratamiento más empleado para la preservación de la fertilidad. El procedimiento es sencillo: se estimula el útero de las pacientes para obtener el mayor número de ovocitos posible, éstos se extraen y se introducen en nitrógeno líquido a una temperatura de -196ºC, un proceso que no dura más de dos semanas de media.
Este tratamiento puede llevarse a cabo tanto por motivos oncológicos, para tener la posibilidad de tener hijos tras superar un cáncer, como por motivos sociales, es decir, laborales, por ausencia de una pareja estable, etc.
La preservación de la fertilidad ha experimentado un cambio radical desde que se comenzó a practicar en 2006. Este tratamiento fue, en un principio, concebido para aumentar las tasas de éxito de los tratamientos de reproducción asistida en diferido, es decir, cuando los óvulos, embriones y espermatozoides no son frescos. Sin embargo en los últimos años, la vitrificación se ha convertido en la mejor técnica para postergar la maternidad. Mientras menor sea la mujer a la hora de preservar, mejor será la calidad de sus óvulos y las probabilidades de embarazo a la hora de utilizarlos.
Mientras menor sea la mujer a la hora de preservar, mejor será la calidad de sus óvulos y las probabilidades de embarazo a la hora de utilizarlos
La principal ventaja de la vitrificación de ovocitos respecto a la congelación tradicional es que no se forman cristales de hielo que dañen al óvulo y alrededor del 97% sobreviven al proceso. Además, se obtienen los mismos resultados clínicos que con los ovocitos en fresco. Existen diferentes técnicas de vitrificación: la más novedosa es Cryotop, y es la que tiene los mejores resultados.