Las cosas se están poniendo un poco raras. Los cambios y revisiones son buenas pero los excesos pueden llevarnos al disparate. En tiempos en que, más de una vez, lo políticamente correcto arrasa con el sentido común y las libertadas individuales, la organización PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) pidió que se deje de llamar “mascotas” a los animales, por considerala una palabra ofensiva.
Como en otras áreas de la vida, no sólo se ha perdido el humor sino que los censores del lenguaje están alertas para desencadenar debates de lo más ridículos, como es llamar mascota a tu perro. ¿Cuál sería la ofensa? ¿Perderán pronto el estatus de aninal? ¿Enloquecimos?
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El debate fue planteado el pasado martes en el programa británico Good Morning Britain, en el que Jennifer White, vocera de la agrupación PETA, pidió que se utilizaran palabras como “compañero” en lugar de “mascota”. Y agregó: “Mucha gente en casa que tiene perros o gatos se refiere a ellos como ‘mascotas’ y a sí mismos como ‘dueños’, y eso implica que los animales son una posesión”, se quejó.
¿Mi hijo? ¿Mi esposa? ¿Mi abuelo? ¿Todo es posesión y ofensa? ¿Queremos menos a nuestros animales por llamarlos mascotas? Absurdo, sí. Es lo que respondió el conductor del programa, Piers Morgan, cuando escuchó la petición y le recordó a la activista que ellos mismos tienen la palabra “mascota” en su mismo nombre (‘pet’, en inglés, dentro de PETa). A su vez, se mostró indignado con la petición de la polémica agrupación de revisar las frases hechas referidas a animales y borrarlas de nuestro lenguaje cotidiano. Expresiones como “Pagar el pato”, “Tener memoria de elefante” y “Hablar como un loro” podrían desaparecer de nuestro vocabulario en caso de seguir adelante con esta medida.
Ante una oleada de críticas, Ingrid Newkirk, fundadora de PETA, lejos de reflexionar sobre sus peticiones insistió: “los animales son individuos con intereses y sentimientos, no posesiones. Basta de llamarlos mascotas”.
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