Brillantes tonos de amarillo y verde ayudan a los ancianos a encontrar su camino en este bloque de viviendas de 17 plantas en Barcelona diseñado por los arquitectos españoles Pau Vidal, Sergi Pons y Ricard Galiana.
La Torre Júlia, de ella se trata, es una torre de viviendas ubicada sobre terrenos que fueron expropiados para los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona y los departamentos que se construyeron allí ahora están destinados a personas mayores de 65 años.
Ubicado junto a una autopista en el borde de la ciudad, la torre contiene 77 apartamentos asignados por el gobierno para los pensionistas.
Pasillos anchos con vistas a la ciudad, escaleras recorriendo el exterior, dobles espacios y cubierta soleada configuran un edificio pensado para que la gente mayor tenga la posibilidad de socializar y disfrutar de las actividades en comunidad.
Todo estos espacios dividen la torre en cuatro partes funcionales. En el primer nivel se dispone el acceso, hall y los servicios comunitarios. Las “comunidades” componen las otras tres partes, compuestas por viviendas, un espacio de uso común y la lavandería, ambos pensados para fomentar la socialización.
“El edificio está dividido en tres comunidades y cada comunidad tiene un color diferente para facilitar la orientación”, explica Pons. “Hemos utilizado amarillo y dos tonos de verde, uno más ligero y uno más oscuro, estos colores son estimulantes y calmantes”.
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Los pasillos y las escaleras envuelven el exterior y conducen a espacios comunitarios de doble altura, diseñados para animar a los residentes a comunicarse con sus vecinos. “Los pasillos fueron concebidos como calles”, explicó Pons.
Cada uno de estos espacios comunes de doble altura goza de distintas orientaciones, dispuestas como estaciones estratégicas en el recorrido de las escaleras. Esto tiene que ver con que los habitantes de la torre puedan usar las escaleras para hacer ejercicios buscando mejorar su calidad de vida y los espacios comunes son puntos de descanso y ejercitación suave.
Rematando la torre y complementando los conceptos de socialización, los arquitectos crearon en la terraza una gran plaza a cielo abierto para que los habitantes puedan disfrutar del aire libre en compañía de su familia cuando vienen a visitarlos.
A nivel del suelo, el edificio se abre a una pequeña plaza pública que comparte con un nuevo centro deportivo y urbanización.
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