Como surgida de un relato apocalíptico de aquellos que hicieron furor en la literatura y el cine de mediados del siglo pasado en los que el mundo estaba a punto de colapsar a causa de una guerra nuclear o una catástrofe natural y los humanos comenzábamos a recorrer un camino directo hacia la extinción, aparece esta novedosa casa construida en Suiza pensando en que pueda abastecerse sin necesidad de recibir ningún tipo de energía externa.
Hoy podemos pensar que es el cuidado del medio ambiente lo que llevó a sus creadores a desarrollar esta casa multifamiliar y que no lo hicieron motivados por conseguir un bunker autosustentable donde esconderse para esperar que la radiación se disipe tras el estallido de la tercera guerra mundial.
Tal como estaba proyectado por su ideólogo, el arquitecto y empresario Walter Schmid, la primera casa multifamiliar absolutamente autosustentable se ha inaugurado en Suiza . El edificio ha hecho historia y ha despertado el interés internacional, porque es el primero que ha sido contruido sin ninguna conexión hacia fuentes de energía que provenga de la red púlica. Es decir que no recibe ningún tipo de energía de una red externa.
Claro que así como referenciamos esta obra con lo que se imaginaba 60 años atrás también es justo decir que pensando en las bondades que podrá acarrear la tecnología del futuro, el equipo que llevó adelante esta obra destacó que con la construcción de este edificio se ha llegado al máximo de lo que actualmente permite la tecnología. Es más, la obra demuestra que se ha podido alcanzar hoy las metas establecidas para 2050.
Para esta primera incursión en proyectos de este tipo, se eligió la ciudad de Brütten, Winterthur.
Brütten es un lugar ideal ya que se encuentra a 640 metros sobre el nivel del mar y está por encima de la línea de niebla, además de encontrarse sobre la vía de comunicación más directa entre Zúrich y Winterthur. Allí, el 19 de noviembre de 2015, unos 150 invitados celebraron la ceremonia de inicio de las tareas de construcción. Hoy, las nueve familias que vivirán allí comenzaron a instalarse.
El principal desafío era conseguir una vivienda que respondiera a las demandas estéticas y que generara sufciente energía para albergar y abastecer a nueve familias tanto durante el verano como el invierno.
El desafío de construcción más grande fue justamente este, conseguir equilibrar la relación naturalmente despareja de consumo y producción de energía en verano e invierno.
Pensando en esto, los arquitectos consiguieron convertir una “central energética” en una casa estéticamente atractiva. Por ello, para maximizar la captación de energía solar, los paneles solares más eficientes se utilizaron para alinear toda la fachada del edificio. Además de producir electricidad, la fachada tiene una mayor longevidad que otras fachadas convencionales. Este primer elemento de diseño permite una delicada simbiosis de arquitectura y tecnología que nos acerca cada vez más a proyectos sostenibles y económicamente atractivos.
El edificio en sí es esencialmente una planta de energía. El consumo de energía se mantiene al mínimo con el uso de luces LED y aparatos de uso doméstico son de alto rendimiento (A+++).
Con un promedio de ocho horas de luz solar en verano, el exceso de energía se puede almacenar en baterías para uso a corto plazo de tres a cuatro días. Alternativamente, la energía fotoeléctrica se puede convertir en hidrógeno para almacenamiento a largo plazo de hasta 25 días. Este último es a menudo necesario en diciembre y enero para cerrar la brecha de poca energía generado por incidencia del sol.
El edificio contará con un sistema de información integrado para ayudar a los residentes a optimizar su consumo de energía de agua caliente, iluminación y calefacción, uso de la PC y otros dispositivos eléctricos.
Complementando lo que ocurre “puertas adentro”, un coche eléctrico alimentado por los equipos fotovoltaicos del edificio, más uno que se alimenta con biocombustibles estarán a disposición de los habitantes de esta casa multifamiliar. Estos vehículos se utilizarán para transportar los desechos biológicos de los residentes los que se transfieren a un convertidor especial de biocombustibles, el mismo que se utiliza para hacer funcionar ese auto.
Aunque la obra se ha terminado y ya está siendo habitada, aún seguirá bajo la atenta mirada de sus desarrolladores ya que no solo es una exprimentación de diseño y tecnología sino que además se estudiará el comportamiento social y la interacción con este tipo de construcción por parte de los habitantes. De hecho se han seleccionado inquilinos que forman un grupo heterogéneo. Hay algunos que anticipan un comportamiento responsable con el consumo energético y otros que no se preocupan para nada por ello. Aún así son informados en todo momento sobre su consumo de energía, para que puedan influir de forma activa en sus hábitos diarios.
El edificio se basa en los principios de “recoger, acumular, guardar y hacer un uso racional de la energía” sin pérdida de confort, totalmente en línea con el espíritu ecológico de esta época ecológica.
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