Mientras en el hemisferio norte la gente disfruta de una soleada y tibia primavera, quienes habitan en el hemisferio sur están atravesando un otoño muy frío y se disponen a vivir uno de los inviernos más cruentos de los últimos años, según las estimaciones de los científicos del clima.
De más está decir que el frío trae aparejado un incremento del uso de los equipos de calefacción, lo cual repercute directamente en el consumo energético y sin mediar ninguna distancia, ese incremento se traslada directamente a la factura de energía.
Por ello, nunca está de más tener en cuenta algunos consejos para tratar de reducir dicho consumo y evitar así esas facturas con cifras astronómicas.
1) Encontrar el confort térmico
Conseguir el confort térmico necesario para vivir dentro de una casa no significa que debemos sofocarnos. Por el contrario, debemos entender que la correcta temperatura para sobrellevar las actividades cotidianas dentro de nuestro hogar requieren un ambiente que se encuentre alrededor de los 21 o 22 grados de temperatura.
Mantener nuestro espacio en esos valores nos permitirá no solo ahorrar energía y por ende dinero, sino que también nos evitara posibles problemas de salud.
2) Ventilar los ambientes
Es preciso renovar el aire interior cuando calefaccionamos en invierno. Pero no debemos hacerlo en cualquier momento. De ser posible tratemos de encontrar el preciso momento de mayor incidencia solar sobre la vivienda para abrir las ventanas al menos durante 5 minutos (sin pasarnos de los 10 minutos).
3) Particionar las zonas de uso
Debemos acostumbrarnos a cerrar las puertas de los espacios donde no estamos para que el calor no se pierda inútilmente. El hábito de cerrar puertas de estancias vacías, genera pequeños aportes de calor en las que sí estamos, proporcionando más confort en casa.
4) Aprovechar el sol
Lo ideal es que en el momento en que el sol incida sobre la vivienda se tengan todos las aberturas cerradas, pero sin ningún tipo de obstáculo que impida que entre la luz al interior, es decir, ventanas cerradas pero persianas y cortinas abiertas.
No abras las ventanas, pues se irá el calor que, poco a poco, la vivienda ha ido acumulando. En cambio, cuando el sol se pone, el proceso es a la inversa: debemos cerrar las cortinas y persianas para evitar que el calor fruto procedente del sol se esfume.
5) Alfombras en el piso
El suelo es el elemento de la casa que mayor pérdida energética posee después de las ventanas. En invierno, está a una temperatura media de 10 o 12 grados, mientras que en verano asciende a 14 o 16.
Para evitar que el piso se lleve parte del calor es posible cubrirlo decorativamente con elementos textiles como mantas o alfombras que además ayudaran a cambiarle un poco la cara a nuestra casa.
Obviamente, esto no cuenta para viviendas que posean calefacción por piso radiante, en las cuales debemos librar al piso de objetos que se interpongan entre la fuente de calor y nosotros.
6) Evitar o reducir las pérdidas de calor en los puentes térmicos del cerramiento de la casa.
Es prioritario revisar si existen puentes térmicos evidentes por la envolvente de la vivienda por los que entre aire frío, es fundamental para evitar perder el calor generado con los equipos de calefacción.
Los especialistas estiman que entre el 25 y el 30% de las necesidades de calefacción, ya sea de gas o eléctrica, se debe a las pérdidas de calor que se originan por las ventanas. Esto significa que, si se quiere bajar el consumo, se deberían verificar los burletes de puertas y ventanas, y, si es posible, reemplazar los cristales simples por vidrios dobles.
Claro que el costo de este cambio sería elevado, pero es un gasto a considerar en futuros presupuestos familiares, ya que a largo plazo la ventaja es significativa.
Hay algunos lugares escondidos de las viviendas que también pueden generar esta conexión con el aire frío exterior, como por ejemplo, los cajones de las persianas enrollables. Es necesario revisar que estos tengan el correcto aislamiento térmico y, si no, procurarlo con algún elemento adecuado como por ejemplo lana de vidrio.
7) Comprobar y controlar la instalación de calefacción
Cualquiera sea el equipo o el sistema elegido para calefaccionar la casa, año a año es necesario hacerlo revisar por un especialista para evitar pérdidas mayores de energía por mal funcionamiento de los mismos.
Ya sea que estemos hablando de calefactores a gas, calderas para radiadores o piso radiante o equipos centralizados a gas o eléctricos, todos deben ser atendidos y limpiados de ser necesario cada nueva temporada.
Un calefactor o una caldera que no queme el gas de manera adecuada puede hasta duplicar el valor de la factura. Si se posee una caldera individual o comunitaria, se debe verificar que se encuentra en correcto estado, tanto la toma del conducto de gas como la de entrada y salida de agua, así como la toma a la red eléctrica.
Desde ya debe regularse adecuadamente la temperatura del agua y chequear que no haya deficiencias en ese aspecto para no hacer trabajar de más al equipo. En caso de tener radiadores, estos deben purgarse cada año al comienzo de la temporada de frío.
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