Una vecina de Villa Gesell, recibe el amanecer en la playa pintando los famosos círculos de la cultura oriental, que intentan relajar y tranquilizar a quien los genera o contempla. Guillermo Barrera, intendente del lugar, compartió el momento de generación de las mandalas en la playa.
El término mandala proviene del sánscrito y significa “círculo”. Son estructuras con un diseño concéntrico que representan la composición repetitiva del universo y la naturaleza. Si bien los hindúes y budista fueron los primeros en usarlas, se han popularizado mucho en occidente.
Pintarlas es una técnica de relajación oriental y si lleva colores su composición es aleatoria. Es una expresión del alma que armoniza el mundo interior y el exterior.
Contemplarlas provoca sentimientos de tranquilidad y promueve la autorreflexión y la búsqueda del centro de uno mismo
Observarla durante cinco minutos, en un punto fijo, puede resultar también un ejercicio de meditación.
María Lazarte
La artista y docente María Lazarte, se acerca todos los días a la playa y dibuja sobre la arena diferentes mandalas, cuya duración dependerá de las condiciones climáticas, de las mareas, de la presencia de la lluvia y de los pasos de caminantes que se acerquen a la costa.
Proyecto “Hoy”
En pleno invierno Lazarte comenzó este proyecto al que llamó “Hoy”, y llegaba a la playa a la salida del sol que era cerca de las 8 de la mañana y la temperatura rondaba los 0 grados. Ahora, para poder hacerlo al amanecer, debe llegar cerca de las 6 y media de la mañana y repite su rutina sola, cada mañana, de lunes a lunes.
“A veces estoy cansada y digo ‘mañana no voy’. No hay nada ni nadie que me obligue a hacerlo; pero me despierto sola, me quedo en la cama y ya miro la ventana y pienso en cómo va a ser el amanecer y no me lo quiero perder”, cuenta la artista.
Lasarte es profesora de arte de diferentes escuelas de Gesell, dicta talleres, participa de diferentes actividades culturales y desde hace casi cuatro meses comenzó este proyecto.
“Lo cierto es que no sé hasta cuándo podré hacer esto porque en épocas comunes yo trabajo en las mañanas. Así que aprovecho hoy: hoy puedo hacerlo, mañana no sé. Y por eso se llama así, en homenaje al tiempo que tenemos, la única certeza. Encontré en esto la libertad plena. Siempre con el dibujo y la pintura estoy condicionada, varío los estilos, soy efímera en mi producción”.
“Esto no lo podés comprar, solamente te queda la foto, el recuerdo, la experiencia. Como en todo arte efímero siempre hay un registro, pero la obra en sí no existe. A veces queda algún rastro de un día para el otro, depende de los distintos factores climáticos. Y pienso que si quedó por algo es. Retomo los restos, y de alguna manera entra a jugar el pasado para construir el presente, somos lo que pasamos también”.
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