El artesano chocolatero portugués Daniel Marcelino Gomes, natural de la ciudad lusa de Leiria, ha conquistado los paladares de las personas más ricas del mundo gracias a la creación de un bombón elaborado con oro de 23 quilates, que cuesta 7.728 euros y que “es el más caro del mundo”.
Gomes elabora cada una de sus joyas durante tres semanas enteras. Talla su pieza con esmero, imitando el estilo de corte la talla del brillante redondo. «El paso más delicado es poner el oro al final de la pieza, se puede romper con mucha facilidad, hay que mantener la calma como lo haría un joyero».
“Es una gran sorpresa para las personas cuando lo ven”, aseguró Gomes, ya que es una pieza muy pequeña y vale mucho dinero, comentó. El bombón tiene forma de diamante, para realzar aún más su característica de producto exclusivo de lujo, una altura de 3 centímetros y de anchura 2,5 centímetros.
Su envoltorio es digno de esta joya gastronómica, se entrega bajo una ostentosa campana en la que brillan 5.500 cristales de Swarovski sobre los que pesa un ornamento de oro. La pieza tiene el aspecto de una manzana, prohibida para muchos bolsillos.
A la pregunta de si se puede comer el oro, el maestro chocolatero portugués aseguró que “el oro se come desde hace más de mil años”.
En cantidades muy pequeñas, el consumo de oro “es beneficioso para la sangre”, agregó.
Según Gomes, la idea surgió hace tres años, cuando su empresa quiso catapultarse para un “segmento de lujo”, con el fin de llegar a los consumidores más caprichosos y con un alto poder adquisitivo. Para ello busca cautivar a los paladares más pudientes y exquisitos. Hasta la fecha lo está consiguiendo, ha vendido piezas en Emiratos Árabes, Dubái, Rusia, Argentina y Angola. La próxima cita será Mónaco, a donde Marcelino irá personalmente a presentar su obra.
Sabores de lujo
Como en la boca, “el oro no sabe a nada”, el sabor de este bombón se caracteriza por otros ingredientes. La pieza de chocolate, cada una con un registro de serie y personalizada con el nombre del comprador, es elaborada durante tres semanas y precisa de “mucha paciencia y de mucha calma”, esos son los ingredientes esenciales, manifestó.
Además del azúcar -en muy poca cantidad-, el bombón lleva filamentos de azafrán, trufa blanca, aceite de trufa blanca, vainilla de Madagascar y escamas de oro.
“Es como un trabajo de un joyero, ya que hay que hacerlo todo con mucha tranquilidad”, insistió.
Lo más complicado es, precisamente, el final del bombón, cuando Daniel Marcelino Gomes tiene que colocar las finas virutas de oro, que “se pueden romper con mucha facilidad”.
De momento, el objetivo de este maestro chocolatero portugués es seguir conquistando los paladares y bolsillos más exclusivos del mundo, capaces de pagar por un bombón 7.728 euros(9.521 dólares)
Fuente: ABC y EFE