Pensar en el Lejano Oriente es pensar en té. Como ninguna otra región en el mundo, Asia reúne todo tipo de tradiciones, historias, costumbres y elementos culturales asociados a la camellia sinensis, la planta del té.
Desde China, el té viajó a Japón, Taiwán, Corea, Sri Lanka, India, Vietnam e Indonesia arraigándose fuertemente. Cada pueblo y cultura ha agregado aspectos propios, diferenciándose profundamente en perfiles aromáticos y gustativos, métodos de infusión, utensilios y, por supuesto, rituales de consumo.
Empecemos por China, la cuna del té. A lo largo de todas las provincias chinas es posible hallar formas particulares de preparación y apreciación; literalmente, los chinos beben té todo el día y con todo tipo de alimentos, siempre infundido en pequeñas cantidades de agua. Una de las expresiones más sobresalientes es la ceremonia Gong Fu Cha, dedicada a ofrecer una experiencia sensorial sublime. ¿Qué la distingue?, originada durante la dinastía Song (960-1279) y popularizada a lo largo de la dinastía Ming (1368-1644), tiene un profundo enfoque en la apreciación del té más allá de su proceso de infusión.
Tés verdes, blancos, pu-erh, pero principalmente oolongs, se infunden en teteras pequeñísimas, generalmente de yixing (arcilla china). La mesa de té, provista de pequeños agujeros o grietas, es un elemento fundamental en la ceremonia Gong Fu Cha; en China, el té representa un flujo energético que nunca debe cortarse al servir, por esta razón, la mesa es tan importante.
Ahora, hagamos una parada en el País del Sol Naciente. En Japón, el té tiene un profundo carácter espiritual que puede constatarse en la ceremonia Cha No Yu. ¡Es lógico!, al territorio nipón la infusión llegó en el S. IX de la mano de monjes budistas, quienes lo impregnaron con muchos elementos rituales.
La ceremonia japonesa tiene un enfoque profundo en el té, pero también en un amplio rango de disciplinas y artes tradicionales: cerámica, caligrafía, arreglos florales… El servicio es muy sobrio y atiende a la preparación del matcha (té verde pulverizado) por un maestro de té; los utensilios dedicados a la preparación del matcha también son particulares: natsume, recipiente para almacenar el matcha; chashaku, cucharita de bambú para servir el té; chasen, batidor de té hecho de bambú, y chawan, el tazón para batir y tomar el matcha.
“Cotidianamente, ¿cómo se toma el té en Japón?”. Con todo y de todas formas, en el desayuno, la comida, al recibir visitas o como bebida simple para calentar el paladar.
Terminemos con Taiwán, región que reúne literalmente lo mejor de ambos polos. Esta isla asiática combina tradición, historia y una sofisticación técnica inigualable gracias a la influencia histórica de chinos y japoneses.
En cuestión de té, Taiwán posee una de las ceremonias más metódicas y sofisticadas de Asia, un híbrido de Gong Fu Cha y Cha No Yu. Dirigida a la apreciación de tés verdes, negros y oolong, generalmente utiliza una vajilla especial de yixing o de cerámicas de muy alta calidad, en la que siempre está presente el “Cha Tjon”, una especie de jarra-tetera que se utiliza para recoger el exceso de té.
Igual que en China, el consumo de té en Taiwán se realiza en todo momento del día; no hay un tiempo o motivo particular para beberlo. Sí, querido lector, realmente el “mundo de té” es vasto y fascinante.
Fuente: Escuela Mexicana de Té