En la ciudad alemana de Colonia, más precisamente en el popular barrio de Ehrenfeld, ha comenzado a funcionar un supermercado que comercializa alimentos que ya están vencidos, como así también hortalizas y frutas que no se ven muy presentables y son desechadas por los compradores a pesar de encontrarse en perfecto estado.
En este primer supermercado de su tipo, los clientes ponen el precio a los productos, y según expresó su iniciadora, se trata de un modelo que busca crear conciencia sobre la sustentabilidad alimentaria a nivel global.
Nicole Klaski, impulsora del proyecto, explicó que “es una iniciativa de gente preocupada por el despilfarro de alimentos con los que se podría alimentar a media humanidad necesitada”.
La idea de establecer este supermercado, que a pesar de estar en Alemania tiene su nombre en inglés “The Good food” (“La Buena Comida”), le surgió a esta joven de 33 años de edad luego de una estadía en Nepal. “Ahí a menudo no tenía agua ni electricidad. Cuando regresé a Colonia, me sentía muy perdida y desorientada, me sorprendía ver como se tiraban a la basura muchos alimentos”, dice Klaski.
Fue entonces que ella con dos compañeros tomaron una decisión y comenzaron a vender todos todos los martes por la tarde frutas y hortalizas “antiestéticas” frente a un Café de la ciudad. Hicieron esto durante un año hasta que lo ahorrado les permitió alquilar un pequeño local para poder montar si igualmente pequeña tienda.
El hinojo, lechuga o los rábanos son frescos del campo. “Hacemos lo mismo después de la cosecha,” dice Klaski. Todo agricultor vende primero lo que es más vistoso de su producción y van quedando abandonados los alimentos más pequeños o que han salido un poco torcidos o desparejos, incluso queda mucha producción sin vender cuado algúna fruta o verdura ya colmó a demanda del mercado.
El pan – del día anterior – es donado por una panadería artesanal local. Además, recuperan frascos donde se colocan verduras en escabeche, aceitunas y tomate como también el chocolate y el té.
En Alemania las normativa indica que hay que diferenciar entre productos con “fecha de consumo preferente o fecha de duración mínima”, los cuales pueden ser consumidos después de la fecha sin perjuicio alguno para la salud pero en los cuales el productor no garantiza determinadas virtudes organolépticas.
Otros productos si poseen fecha de vencimiento precisa tal el caso de los alimentos perecederos como carnes, lácteos y otros que requieren refrigeración que no pueden ser puestos a la venta una vez superado el lapso establecido para su consumo.
“Los productos están en perfectas condiciones para el consumo, pero las leyes del mercado los califica o considera como inservibles para la venta”, señaló Klaski.
“The Good Food es un modelo en el cual todas las partes se benefician porque no hay precios fijos, el cliente decide cuánto paga por cada artículo y los agricultores se alegran de poder colocar sus hortalizas y frutas arrugadas, muy chicas o muy grandes, es decir, fuera de la norma y del cánon del mercado”, explicó la emprendedora.
Así mismo ella también comentó que un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) asegura que “un tercio de los alimentos producidos en el mundo se tiran a la basura. Son 1.300 millones de toneladas de comida”.
“Queremos despertar la conciencia de la gente sobre la finitud de los recursos mundiales y la sustentabilidad alimentaria. Hay gente muy generosa que paga sobreprecios como aporte al proyecto y otra, más humilde o menos dadivosa que pone apenas monedas”, explicó Klaski.
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