El Parlamento de las Islas Baleares, comunidad insular en el Mediterráneo español, prohibió hoy la sangre y la muerte de los animales en las corridas de toros, así como el uso de banderillas y herirlos de cualquier otro modo.
El texto de la ley impulsada por la coalición de izquierda que se encuentra en el poder en el archipiélago, permite a los toreros tan solo torear tres animales por un máximo de 10 minutos cada uno, dotados exclusivamente de capote y sin “ningún instrumento punzante que pueda provocar heridas o la muerte del toro”.
Además la nueva legislación obliga a que los animales sean sometidos a controles antidopaje antes y después del espectáculo, al que solo podrán asistir mayores de 18 años.
La medida regula las corridas en las plazas de las islas Mallorca, Menorca, Cabrera, Ibiza y Formentera que conforman esta comunidad.
Para su aprobación, la ley tuvo el voto a favor de las diferentes formaciones de izquierda y regionalistas, y en contra de Partido Popular (PP) y Ciudadanos que advierten que la norma contraviene leyes estatales y puede ser impugnada por posible inconstitucionalidad. Por ello, los detractores de la ley balear, estiman que es ilegal y puede ser impugnada ante la justicia.
Lo que ocurre es que el texto busca sortear un fallo de la Corte Constitucional española, que en octubre de 2016 anuló la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, estimando que la medida menoscababa la competencia del Estado para preservar el patrimonio cultural común. Las corridas son consideradas como “patrimonio cultural inmaterial” de España desde 2015 y el Estado vela por su conservación.
La centenaria tradición de los toros sigue siendo popular en el país, con unas 386 corridas organizadas en 2016, según las últimas cifras divulgadas por el ministerio de Cultura.