Un equipo de científicos franceses que encabeza un movimiento de sostenibilidad ha puesto su atención hacia un territorio un poco controvertido. Según The New York Post, la ingeniera y autoproclamada “ecofeminista” Louise Raguet está empleando la orina de las mujeres recolectada de los baños públicos para hornear pan.
Si bien la idea de Raguet puede sonar excéntrica, un nuevo estudio publicado por la Agencia de Planificación Urbana de Francia presenta un caso convincente para su utilización. El documento afirma que 29 millones de hogazas de pan podrían hornearse diariamente con orina pública, con lo cual podrían ahorrarse 703 toneladas de nitrógeno utilizadas en fertilizantes artificiales por día.
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Como empresaria detrás del pan Boucle d’Or Goldilocks o “pan de Ricitos de Oro”, la científica cosecha regularmente los desechos dorados de los urinarios femeninos en el 14º Distrito de París para fertilizar su trigo. Raguet espera “romper tabúes sobre el excremento” con esta empresa, y presionar por más ambientalismo
“La orina es un gran fertilizante. Es un líquido descuidado, generalmente descartado como desecho”. Afirma Raguet.
Una “mina de oro”
La orina contiene importantes cantidades de nitrógeno, potasio y una lista de otros nutrientes que las plantas extraen del suelo. Para Raquet, es bastante desconcertante que tal riqueza de elementos beneficiosos se desperdicie. Ella cree que la orina pública debería tratarse como una mina de oro.
“Es ideal para reemplazar los fertilizantes químicos y evitar la contaminación que causan. La gente realmente no sabe lo que sucede detrás del baño. Todo debe desaparecer como por arte de magia, todo está oculto. Cuando orinas en el agua, las plantas de tratamiento eliminan los nutrientes y no regresan a la tierra”. Continúa la ingeniera.
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Para aquellos de nosotros que todavía no hemos probado su pan Goldilocks, no está claro cómo la orina afecta el sabor y aunque comúnmente se cree que la orina es estéril, ha habido un debate científico sobre el tema que podría hacer que los clientes potenciales duden en intentarlo. Además, los informes de virología que indican la presencia de COVID-19 en las alcantarillas de París podrían presentar otro obstáculo para la idea.
Como tal, la ingeniera ha implementado un paso adicional para garantizar la limpieza del líquido. Raguet diluye el ingrediente 20 veces antes de aplicarlo a su trigo.
En términos de su feminismo ecológico, la decisión de Raguet de emplear exclusivamente orina femenina no es su primera aventura en el campo. Antes de comenzar a hornear pan con orina de los baños públicos, Raguet desarrolló Marcelle, un orinal femenino que reduce el tiempo de espera para baños de mujeres en eventos públicos.
Finalmente, el cliente es quien va a definir si su idea es o no un éxito alimentario y ecológico. Probablemente muchos se verán dispuestos a aventurarse a esta innovación mientras que otros preferirán no comer pan que incluya la orina como ingrediente. ¿Te animarías a problarlo?
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