Está claro que las miradas de los otros me afectan, y más cuando detrás de esas miradas se esconden prejuicios, juicios de valor, expectativas, y muchas cosas más. Según Aristóteles, el hombre es un animal político, eso significa que necesita de los otros para poder vivir y desenvolverse.
Jean Paul Sartre también entiende la necesidad del hombre de vivir con otros pero la considera una condena por el mismo hecho de ser necesaria. Todos aquellos que me rodean se convierten en espejos que me devuelven una mirada sobre mi ser.
La gran pregunta es cuánta distancia podemos poner entre la mirada que el otro me devuelve y la mirada que cada uno tenga sobre sí mismo. ¿Habrá un punto en el cual la propia imagen se vea distorsionada por la mirada del otro?
Todos aquellos que me rodean se convierten en espejos que me devuelven una mirada sobre mi ser.
Según Sartre, es tan fácil perderse en la mirada de los demás que uno deja de vivir su propia vida para vivir la realidad que otros crearán desde sus espejos condenatorios y cargados de juicios. La vida de uno deja de ser propia y pasa a ser de otros. Un caso muy común que aqueja a la sociedad contemporánea hasta límites alarmantes es el llamado bullying.
Recientemente se pudo ver en Netflix la primer temporada de 13 reasons why, una serie que abiertamente muestra la historia de una joven adolescente que se suicida víctima del bullying que sufría por parte de sus compañeros en el colegio. Este cruel fenómeno del bullying no es más que el reflejo de la tesis Sartriana “el infierno son los otros” que se puede leer en su pieza teatral A puerta cerrada.
Cuando un adolescente es molestado sistemáticamente por sus pares, recibiendo comentarios hirientes y ofensivos en torno a su persona física o psíquica (por ejemplo “gordo”, “feo”), esas miradas que esas personas depositan en ese chico terminan por convertirse en la mirada que él tendrá sobre sí mismo.
“Si todos dicen que soy “feo” y “gordo”, seré “feo” y “gordo”. El infierno es el otro, según Sartre, porque el hombre no puede distanciarse de la mirada que los otros devuelven sobre mí, quedo sujeta a esos espejos que se convierten en mi propio espejo.
El infierno es el otro, según Sartre, porque el hombre no puede distanciarse de la mirada que los otros devuelven sobre mí
El resultado de esto, vivir la vida sin mirarse verdaderamente a sí mismos, por temor a ver lo que otros ven, o por temor a haber olvidado lo que uno realmente es. Estas consecuencias llevadas a casos más extremos reciben hoy el nombre de bullying.
Jimena Paz Lima. Doctora y Profesora de Filosofía, investigadora del CONICET. Estudia teatro desde hace más de 10 años y actualmente dirige A puerta cerrada de Jean Paul Sartre.