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Una chica responde de manera brillante a sus profesores, compañeros y padres por llamarla estúpida

Pasó miles de obstáculos mientras perseguía sus sueños académicos, y se negó a dejarlos ir, abrazando cada dificultad que la vida le arrojaba. Calló a sus bullies con mucho trabajo y este es el resultado.

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Cuando las cosas están saliendo mal y todos a tu alrededor te tiran abajo, darse por vencido parece tentador. Pero no para Phoebe. Esta joven australiana pasó miles de obstáculos mientras perseguía sus sueños académicos, y se negó a dejarlos ir, abrazando cada dificultad que la vida le arrojaba.

“Desafortunadamente, fui víctima de bullying durante años”, escribe Phoebe. “Solo trato de usarlo como motivación”.

La molestaban por ser “demasiado estúpida” y el ser diagnosticada con dislexia (un trastorno en la lectura), discalculia (una dificultad para comprender los números), disgrafía (una deficiencia en la capacidad para escribir) y TDAH (problemas para prestar atención) tampoco ayudó.

“Lamentablemente, gracias al hostigamiento en la escuela, no podía poner a la gente en su lugar o defenderme”. Hoy, sin embargo, no tiene que hacerlo. Los resultados de su trabajo duro hablan por sí mismos.

Una joven australiana decidió callar a sus bullies con mucho trabajo y este es el resultado:

“Para el profesor de secundaria que les dijo a mis padres que debía abandonar la clase porque perjudicaba el aprendizaje de mis compañeros.

Para el profesor de la universidad que me dijo que ‘claramente no me importaba mi formación’ y me hizo llorar en frente de toda una clase por pronunciar mal las palabras.

Para esos padres que les pedían a los profesores que sus hijos no se sienten al lado mío en las clases de matemática para que ‘no se vuelvan estúpidos’.

Y para todo el sistema educativo que falló y me calificó con un 49 ATAR (ranking de admisión en Australia).

Este posteo es para ustedes.

Durante el último semestre de mi paso por la UTS (Universidad Tecnológica de Sidney) me diagnosticaron formalmente dislexia, discalculia, disgrafía y TDAH. No solo puedo decir que no necesité en toda la carrera apoyo extra, sino que orgullosamente digo que me recibí con honores y las calificaciones más altas de la clase.

Para los que se burlaron y me avergonzaron por no entrar en el criterio del “estudiante perfecto”, cuídense porque los chicos discapacitados les están ganando en su propio juego y en su manera única de ser.

PD: Gracias a mis amigos, familia y tutores que me ayudaron siempre y me apoyaron en este largo viaje.”

Una selfie obligatoria con el diploma en mano:

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