El lenguaje inclusivo y el reclamo de igualdad de género están dando una nueva e inesperada batalla. Y esta vez usando como arma a uno de los clásicos de la literatura universal. Nada más ni nada menos que el libro que ha iniciado en la literatura a millones de lectores sin distinción de razas ni credos, y ha sido traducido a más de 250 idiomas. Hoy “El Principito” es objeto de discusión.
Es que este libro de Antoine de Saint Exupéry, publicado en 1943 y considerado uno de los diez libros más leídos en la historia de la literatura del siglo XX, se ha transformado ahora con una nueva versión: La Principesa. La excusa fue el 65º aniversario de la obra.
La editorial española Espejos Literarios fue la impulsora de la “traducción de género” del libro en un texto “reescrito a través de un nuevo universo de personajes que respeta lo esencial de la original”, de acuerdo a lo que publicaron en su sinópsis.
La adaptación estuvo a cargo de las escritoras Julia Bucci y Malena Gagliesi, quienes se encargaron de dar vida a esta aviadora feminista de cabellos violetas y sus peripecias en el asteroide.
Las ideólogas del proyecto comentaron que “Fiel al mensaje transmitido por el autor, La Principesa es más que una simple traducción de género; es una obra reescrita a través de un nuevo universo de personajes que respeta lo esencial de la obra original. Eso que para Saint Exupéry es invisible a los ojos”.
Y acto seguido agregaron: “El público infantil y adulto que lea La Principesa acompañará a nuestra aviadora protagonista en su redescubrimiento del amor y la amistad a través de su pequeña amiga de cabellos violetas, viajando a planetas donde los oficios son desempeñados indistintamente por hombres y mujeres, y donde los animales reciben un trato un poco más amable que en la obra original”.
Es por ello que este nueva versión también modifica, junto con todo el contenido del libro, la escena quizás más replicada del libro. En esta versión feminista, la serpiente no se come al elefante sino que se traga un volcán. En El Principito los volcanes estaban apagados, de modo que puede inferirse que tampoco hay peligro para La Principesa.
En este nuevo libro se aplica la equidad de género a rajatabla: la historia mantiene “una paridad de 60% y 40% en los personajes femeninos y masculinos”.