El profundo y doloroso sentido del grito: “NI UNA MENOS”

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La discriminación contra la mujer sigue siendo uno de los más graves problemas de violación de derechos de las personas y a la vez, uno de los menos atendidos desde el poder, tanto en nuestro país como en el mundo entero.

Basta pensar que esa discriminación:

* Afecta a la mitad de la humanidad.

* Aunque se agrava en determinados ámbitos y circunstancias, es un fenómeno transversal que no distingue estratos sociales, razas ni religiones.

* Se ha prolongado a lo largo de toda la historia y, más allá de avances importantísimos y valorables, la idea de igualdad real entre hombres y mujeres continúa siendo una utopía.

Ese es el contexto real que explica los crímenes canallescos y repugnantes a los que se pretende definir como “violencia de género”.

la pretensión machista de ejercer sobre la mujer un “derecho de propiedad”, da sustento a una forma de justificación o de tolerancia cómplice frente al abuso.

Después la violencia sigue su curso y va del primer maltrato verbal al físico casi con naturalidad. El femicidio, al cabo, no es más que el extremo de esa espiral –y del profundo origen cultural que la genera- en la que se evidencia lo más abyecto de quien lo comete y la indefensión de la víctima.

Ni una menos ha trascendido largamente el combate contra la violencia, el grito desgarrado por el dolor de tantas, el reclamo –de elemental justicia y notoria urgencia- de poner fin a asesinatos casi siempre evitables y de que el Estado a través de sus tres poderes cumpla sus obligaciones básicas para impedirlos.

Ayer como hace un año, miles y miles de hombres y mujeres, nos reconocimos y proclamamos seres humanos, iguales en derechos, solidarios y comprometidos con un cambio cultural indispensable.

No alcanzó para impedir los 275 femicidios del último año y es mucho lo que hay por hacer pero cada vez está más claro el problema.

Quizás lo realmente importante sea que cada vez hay menos margen para el machismo, ese patético vestigio del atraso y la discriminación que afecta a nuestras madres, hijas, hermanas, compañeras y amigas y que la humanidad necesita dejar atrás cuanto antes.

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