Chaman Izrrael Ledesma Torrico tiene 26 años y hace 22 años que vive en el Barrio 31. Es el hijo mayor de Adams Ledesma Valenzuela, periodista asesinado en septiembre de 2010, a los 41 años, y uno de los responsables de la señal de televisión comunitaria Mundo Villa y delegado de la manzana en la que vivía.
Antes de la muerte de su papá, Izrrael se dedicaba a estudiar y jugaba al fútbol en Argentino Juniors. En su casa, los sábados su padre y compañeros del medio daban talleres de periodismo para derramar la pasión por la profesión.
Fue en ese entonces que Izrrael comenzó a despertar su interés por el periodismo y empezó a aprender desde cómo agarrar una cámara hasta cómo hacer una nota. En 2009, comenzó a participar del medio, acompañando a diversos periodistas y a su papá en distintas notas.
“Cuando fallece mi viejo en 2010, fue un golpe muy duro para todos nosotros, para mis compañeros del medio y para mi familia”, cuenta. Desde ese momento, con solo 16 años, Izrrael comenzó a ocupar su puesto de director del canal, una decisión que se tomó entre todos los miembros del medio por unanimidad.
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“Mi papá era delegado del barrio también. Lo que más recuerdo de mi viejo es la lucha que tuvo por los vecinos: él se ocupaba mucho de las familias y de que todos estén bien. Lo que mi viejo quería con el medio era mostrar la realidad del barrio, las problemáticas que había en ese entonces con la luz, el agua, las cloacas; y mostrar las distintas actividades culturales que se hacían. Él quería que se vea el Barrio, quería mostrar eso”, cuenta.
“El legado que dejó fue el Canal que eso era lo que más quería y el Centro Cultural también, que es para que haya actividades que le sirvan al vecino, para que esté contento y conforme. Él nos dejó un semillero, que es Mundo Villa, y nosotros en equipo lo estamos haciendo crecer y eso me llena de orgullo”, se emociona.
“Ser periodista es un trabajo que, como cualquier profesión, hay que hacer mucho esfuerzo para salir adelante. Me permite cada día aprender más cosas y a la vez puedo difundir y contar cómo es el barrio, mostrarle a los vecinos todo lo que se está haciendo acá. Varios vecinos me dijeron que lo había hecho papá no lo había hecho nadie. La verdad es que no hay otra persona así: alguien humilde, que va para adelante y no retrocede. Mi viejo se preocupó más por los vecinos que por mi familia, se encargaba de que todos puedan vivir bien.”