Tres veces por semana 24 jóvenes refugiados en la ciudad de Atenas, capital de Grecia, salen de los campamentos de la región, donde viven a la espera de ser reubicados en otro país europeo, para entrenarse con su equipo de fútbol, el “Hope Refugees F.C.”, el club de la “Esperanza”.
La vida en el campamento de refugiados se torna dura y eso, sumada a la angustia que genera el conocer como están las cosas en sus países de origen, logra desestabilizar emocionalmente a quienes allí esperan que las cosas cambien. Por una enorme cantidad de días y meses, los refugiados pasan las horas sin hacer nada, en una interminable espera de recibir alguna noticia sobre su demanda de reubicación.
Las horas del entrenamiento y los partidos de los fines de semana son los mejores momentos de esa rutina agobiante que ellos no eligieron pero deben soportar
“Desgraciadamente a causa de la guerra mi sueño no pudo continuar”, declaró Joseba Jatsebo, de 23 años, es uno de los 24 jóvenes de nacionalidades siria, iraquí, afganas e iraní, de entre 18 y 26 años, que salen de los campamentos de Eleonas, en el centro de Atenas, de Ellinikó, Skaramagás y Sjistó, en la región capitalina, para compartir en el estadio unas horas de vida normal por semana.
Joseba, quien en su país jugaba al fútbol en un club de segunda división, llegó a Grecia hace un año, como otros cientos de miles de refugiados cruzando el mar en balsa. Ahora vive en el campamento de refugiados de Skaramagás, donde espera a ser reubicado.
En medio de tanta incertidumbre y desazón, el comenta que no tiene preferencia sobre su destino, solo quiere “tener un buen futuro” y añade que espera ser “algún día” un buen futbolista.
Su encuentro con el entrenador de la Esperanza de Refugiados, Andreas Sabanis, ocurrió en el campo de Skaramagás. “El entrenador me vio jugar y me propuso participar en el equipo. Me dijo que quizás es una ocasión para mi”, dice Joseba, quien se confiesa fan del Real Madrid, “el mejor equipo del mundo”.
El equipo de la Esperanza fue invitada a participar en un campeonato de trabajadores de empresas privadas de Atenas y del Pireo, en su mayoría del sector de servicios.
Unos días antes de comenzar el campeonato, La Esperanza de Refugiados disputó un amistoso con el equipo de abogados “Ley” al que venció nada menos que por 4 a 1. Tras el partido, los abogados se ofrecieron a ayudarles si tienen algún problema con sus demandas de asilo. En sus primeros dos partidos de este campeonato Hope Refugees se apuntó una victoria y una derrota.
A veces, las buenas noticias conmueven la formación de este club, ya que si bien la alegría de los jóvenes del equipo cuando son reubicados es inconmensurable, no deja de teñir con un poco de tristeza a sus compañeros quienes pierden a uno de los suyos enn el campo de juego. De hecho, hace unos días, Esperanza de Refugiados perdió a uno de sus mejores jugadores, su arquero titular, que logró ser reubicado en Alemania.
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