Domingo,
de sol y frío
barbijos y anteojos
cuidados y prudencia
de amor
a distancia,
que viaja en nuestras miradas
florece en los besos
que nos enviamos
sin darnos
y en la promesa
de abrazos interminables
Domingo al fin, con todo
y pese a todo
Desde hace unos cien días
a la hora señalada
y si el cielo lo permite,
cierro los ojos
extiendo mis manos
y recibo la suave caricia
del sol de invierno
durante esos instantes
que se digna dedicarle
a mi balcón
Verbo proscripto,
desterrado al reino
de lo impuro
por mentes estrechas
que convocan al miedo
desde sus oscuras
moradas.
Lo descubrimos
aún en cuarentena
explorando interiores
derribando muros
de antiguas vergüenzas
y abriendo espacios
a la luz
que brilla en nosotros
al conjugarlo.
El sueño me contempla
desde lejos
ensayando una sonrisa
indescifrable.
Otro día queda atrás
poblado de memorias
y vacíos
a la hora de morir
y renacer.
Hay ansia de un final
que no llega
de pausa necesaria
antes de amanecer.
Aferrado al desvelo
como última esperanza
de ignotas utopías
resisto
sin saber porqué.
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