Las nuevas tecnologías logran una amplificación del mensaje sin antecedentes. No hacen falta grandes inversiones ni medios poderosos. Basta que un mensaje conmueva, genere empatía, emocione o indigne para que, redes sociales mediante, llegue a millones de personas de los rincones más remotos del mundo.
Es el caso de un documental sobre la industria del mate que entristece a Misiones y conmueve al mundo,y que ahora más que nunca necesita tu firma para que las autoridades activen decisiones y políticas que terminen con este drama invisible para muchos.
El documental que encendió el alerta se llama “Me gusta el mate sin trabajo infantil” y fue creado por Posibl y respaldado por Change. Muestra la cruda realidad de los yerbales en la provincia argentina y ya fue visto por 60 millones de personas, y fue clave para impulsar una petición para poner fin a esta práctica en la provincia
El documental alumbra la intimidad de los yerbales, donde menores de 4 años viven desnutridos y expuestos a agroquímicos
Patricia Ocampo, al frente de la ONG “Un sueño para Misiones“, es quien lidera esta lucha contra el trabajo infantil en la industria yerbatera. Ex tarefera, pelea desde 2013 por un mate libre de este flagelo.
“Cataratas del Iguazú es una de las 7 maravillas del mundo, donde coexisten la extrema pobreza, el trabajo infantil y la desnutrición. El 90% de la yerba que se consume en Argentina, y el 60% que se consume en el mundo se cultiva en la Provincia de Misiones”, dice. “Lamentablemente, hoy no puedo recomendar ninguna marca del mercado. La yerba está sucia, y hay que limpiarla”, pide.
Las firmas de apoyo a la petición on line para poner fin al trabajo infantil en Misiones, promovidas mediante la plataforma Change, se vienen sumando tras la difusión del documental. La idea de certificar la ausencia de chicos detrás de la producción de la bebida nacional, recibió 85 mil firmas y crece día tras día. Hay que llegar a 100 mil. ¡Sumate!
El 16 por ciento de los menores, hijos de tareferos, nunca concurrió a la escuela y se dedica al trabajo rural para ayudar a sus familias. En ese contexto, el 80 por ciento de esas familias usa letrinas y casi el 50 por ciento no tiene agua potable.
Cada tarefero tiene un promedio de entre seis y siete hijos. Hay chicos que tienen 13, 14 años y dejan de estudiar para poder ayudar a su padre a trabajar porque necesitan sumar dinero a la casa para comer.
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