Pasó otro día sin rastros de Micaela García, desaparecida el sábado en Gualeguay. Su mamá, Andrea Lescano. Pasan los días y nada. Es como si se la hubiera tragado la tierra. La desesperación aumenta, la angustia cierra la garganta de cualquiera que se asome a las peores sospechas. Las fuerzas de seguridad buscan por todos lados a Sebastián José Luis Wagner, alias “El Melli”. Lo creen el principal sospechoso. Tiene dos condenas por violación a estudiantes de Concepción del Uruguay, en julio y noviembre de 2010. Estaba libre por decisión de los jueces.
En medio de tanto dolor, encontramos una carta en Facebook que nos conmovió. Es de alguien que figura con el mombre, Po Lette, y que luego escribió a Buena Vibra contando que se llama Paula Sciutto. En sus líneas, conmovedoras de la primera a la última, nos pide que reaccionemos, que tomemos conciencia, que dejemos de naturalizar horrores y asumir la inseguridad como algo insuperable. Leé y compartí para que sean millones los que busquemos a Micaela y ayudemos a encontrar al prófugo:
La carta
“Finalmente nos tocó de cerca: hoy somos protagonistas, por esas cosas de pueblo solidario, de esas horas angustiosas de incertidumbre, de los vacíos de las horas que pasan, de la ira que muta en llanto, del terror/deseo de que lleguen noticias. Es como sentarse en una silla de ruedas, con las manos atadas, al borde del abismo una noche de tormenta.
Y me pregunto: ¿Qué hace este caso diferente a todos los demás? ¿Es justo que éste nos ocupe más porque sucedió en nuestra ciudad? ¿Las miles y miles de muertas por año fueron casos menores?
Si algo debemos aprovechar de la pobre Micaela es la oportunidad de darnos cuenta qué tan adentro estamos del mundo real, adonde al boleo nos elijen para deformarnos el sexo con lo que se les antoje, para luego descartarnos como se pueda: si hay que matar se mata, y si subsistís es de puro culo. Ahí no cuentan apellidos, ni vestuarios, ni contactos en el poder. Fue la única que este hdp tuvo a mano, sola, y en una calle vacía. Como sucede en millones de casos.
Les hablo a mis amig@s, a mis cociudadan@s: Micaela no es distinta a los centenares de fotos que no compartís por mes
A esa que ves morochita en la foto y pensás: ahh, y sí, con esa pinta cómo no la van a hacer desaparecer. Hoy sabemos que Micaela (que es morocha también), es un mujerón de aquellos, valiosa, comprometida, y amada! Amada por sus padres, sus profesores, sus amigos, sus compañeros de militancia. Pero claro: cualquiera que no conozca los detalles que conocemos los vecinos y amigos quizá la ve así, morochita (¡le dicen La Negra!) y deja pasar su foto, o cualquiera de las publicaciones que a ella refieren… ¿No has sentido curiosidad o indignación cuando ves que centenares de personas NO se han ocupado de divulgar la imagen de Micaela o su atacante?
¡Tooodas esas otras chicas que vos dejás pasar tienen valor, familia, amigos, amor! Tal vez su pecado haya sido ser menos linda, o menos carismática, o menos fotogénica. Pero el derecho de morir dignamente, a una edad apropiada, sin más dolor y miedo del que nos reserve la madre naturaleza… ese derecho lo tenemos todas. Las que viven cerca y las que viven lejos. Rubias, ricas, morocha, barderas, chetas, rochas, lesbianas, modelos, pobres… Todas.
Me cuesta expresarme sin malas palabras y con sutileza y me disculpo si cuesta encontrar el verdadero mensaje de esta nota. No conozco las palabras formales. La pobre Mica es una entre decenas de miles al año. Y los reclamos por la violencia de género siguen siendo asuntos de unos pocos que, usualmente, son burlados y encasillados en lugares de ridiculez y búsqueda de atención gratuita.
Crezcamos. Reclamemos. Porque las que vienen atrás tienen que saber de qué se trata estar en la calle. E entender que “acá no pasa nada” ya no se puede, porque acá pasan cosas espantosas, que son exactamente las mismas que pasan en todo este país espantoso. Un país en que una autoridad máxima está dentro del marco de sus malditas leyes cuando libera a un violador serial -sin importar diagnósticos o antecedentes- y se va a dormir con su familia a su mega casa ( que seguramente la tenga) que paga con dinero nuestro por hacer cosas como esas.
DEPENDE DE NOSOTROS. Lo que han hecho los verdaderos “responsables” es dejarlo libre. Acariciar las leyes que permiten esa atrocidad, responder a ellas sin chistar, y volver a casa a armar las valijas para viajar a Europa.
Acompañemos los reclamos, pidamos, exijamos con furia, porque este lobo tiene hambre de verdad, y sabe que Caperucitas hay para rato
Micaela, te quiero viva, sana y con un futuro brillante como el que venías gestando. ¡Te sueño feliz!
¡¡¡VIVAS NOS QUEREMOS!!!
#vivasnosqueremos #DondeEstaMicaela
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