El mundo está agitado. Vivimos una situación internacional muy preocupante, con ánimos caldeados en todos los continentes. No es solo Trump y no es solo el Brexit: no es cosa de un único país. Hay grietas y divisiones por todos lados. No sólo estamos divididos por nuestras diferencias sino que opinar distinto supone una amenaza, un conflicto, y no una oportunidad para enriquecer la mirada, la sociedad y la propia vida. Tan global es el tema que Dinamarca se ha hecho esta pregunta: ¿Qué pasa con todo lo que nos une? ¿Qué pasa con las cosas que sí compartimos? Su respuesta es un video que está revolucionando las redes sociales.
“All That We Share” (Todo lo que compartimos) es un emocionante spot de tres minutos de duración de la TV2 de Dinamarca que subraya que la conexión entre personas es lo que nos hace avanzar.
Si algo tiene la sociedad colaborativa es que devuelve a la sociedad las dos palabras clave que nos permitieron evolucionar como humanos: la colaboración y la confianza
En una sociedad en la que se ha impuesto la competitividad como opción única, este video recupera el valor de la colaboración con mirada valiente y abierta a un futuro que aspira a diseñar sociedades más justas. “Colaborar fue una decisión que tomaron nuestros antepasados hace un par de millones de años porque entendieron que era posible vivir mejor en grupo que individualmente”, dicen.
Cuando colaborás con otros individuos podés relacionarte y acceder a redes de intercambio, intercambiar y crear más conocimiento, comerciar con bienes y, en definitiva, evolucionar juntos hacia el bien común.
El pensamiento único empobrece la sociedad y el pensamiento divergente —la diversidad de culturas, religiones, razas o sexualidad— la enriquece
Aquí es donde entra en juego de nuevo la identidad social: saber que tenemos un objetivo común me ayuda a confiar que lo mejor para el otro también será lo mejor para mi porque, en definitiva, colaborar es lo mejor para todos.
Este posicionamiento es lo que me hace sentir admiración y esperanza respecto al surgimiento de este movimiento. La esperanza en un modelo social alternativo de menor impacto medioambiental y que favorece incluso las relaciones humanas.
“El sistema nos da la oportunidad de dejar de ser solo consumidores y subir de escalón: ser prosumidores, micromecenas, ciudadanos productores y activistas. Ser comunidad consciente y proactiva. Creemos que la participación y empoderamiento de una ciudadanía unida resolverá muchos de los complejos desafíos que enfrenta el mundo”.
Recordemos el valor de lo que nos une. Compartilo y lleguemos lejos con las ganas de multiplicar la paz.
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