La imagen del detective privado continúa asentada en el imaginario colectivo como un tipo sombrío, inquietante y misterioso, que persigue amantes infieles y tramas oscurecidas ligadas al espionaje. Pero nada más lejano de la verdad. Desde hace años, y sobre todo en estos tiempos de crisis, el trabajo más demandado en el rubro de los investigadores privados tiene que ver con el ámbito laboral y empresarial.
Hoy, y de manera creciente, los detectives reciben pedidos de lo más variados vinculados al mundo trabajo: bajas supuestas, duplicidad de empleo, control de ejecutivos, fraude, piratería, falsificaciones, ocultamiento de bienes, etc.
“Tenemos cada vez más consultas de privados y empresas de diferente tamaño de gente que quiere saber si un empleado le miente o le roba. Las tareas que más nos piden son las bajas irreales o exageradas. Es decir, las de gente que no les pasa nada o que estiran sin motivo su recuperación”, cuenta Jack Caitak, de Detectives Argentinos.
“Durante la época de tranquilidad económica, los empleados sinvergüenzas pedían la ART o licencia para quedarse en su casa y disfrutar del sueldo que cobraban sin trabajar. Ahora lo hacen para poder tener pluriempleos y ganar más dinero, pero en negro. Las empresas tienen costos laborales altos, sufren la recesión, y ya no pueden tolerar estas cosas y buscan soluciones”, agrega Caitak.
Según sus datos, en el 80% de las investigaciones de este tipo descubren que, efectivamente, el trabajador ha falseado su enfermedad. “Normalmente, cuando nos encargan el monitoreo de un empleado, el gerente o dueño ya sospecha algo, pero no lo puede demostrar. Nosotros aportamos pruebas certificadas por un escribano público que pueden ser utilizadas ante el Ministerio de Trabajo y el resultado es un despido con causa sin derecho a indemnización, que es justo si el empleado comete un fraude”, explica el detective.
No es la única empresa que recibe este tipo de pedidos. “Como investigador privado he encontrado casos de los más diversos. Desde el empleado que se enfermaba en su empresa siempre que llegaba la época verano, porque trabajaba en la construcción en su pueblo, hasta el que con una supuesta incapacidad jugaba al Fútbol 5 dos veces por semana y salió campeón con su equipo en un torneo de la ciudad de Buenos Aires, al cual asistió hasta el mismo jefe de gobierno”, cuenta Francisco, de Lince Investigación.
En épocas crisis, donde nadie puede darse el lujo de perder un peso de más ni mantener empleados que mienten, trabajan mal o no cumplen sus tareas, los fraudes laborales están bajo la lupa. Es, justamente, el tema que se viene discutiendo fuerte desde que el presidente Mauricio Macri lo puso en agenda, señalando el daño enorme que hace la polémica industria de los juicios laborales que no responden a causas legítimas sino a maneras bastante oscuras de “jorobar” a quien da trabajo.
“Empresas grandes, de renombre, nos llaman para investigar a empleados desleales, que roban o usan información de la empresa de manera incorrecta, y también a quienes hacen de faltar al trabajo un estilo de vida. Así hemos encontrado en las afueras de La Salada médicos que venden certificados de enfermedad truchos a 500, 1.000 o 2.000 pesos según la patología. Algunos hasta venden estudios falsos”, cuenta a Buena Vibra Martín, de la empresa Investigador Privado SA.
“Hay determinados padecimientos, como la depresión o las lumbalgias, en las que es muy difícil saber si el paciente finge o no. En general lo que hacemos son seguimientos y registramos con escribano la vida normal de esa persona que dice estar en cama”, coincide Jack Caitak.
En las tres empresas consultadas dicen que cada vez reciben más llamados de las ART para investigar casos de fraude. “Los lugares donde más faltas injustificadas hay en general son las dependencias públicas, donde el ausentismo es altísimo. Pero es difícil denunciar por los gremios -cuenta Martín-. Igual se están haciendo cosas para que la cultura del trabajo y la honestidad vuelvan a ponerse en valor. Lo que dice Macri lo saben todos los empresarios: muchos abogados y gestores hacen del juicio y el fraude su fuente de ingresos”.
Los tiempos cambiaron. Antes los temas de pareja copaban la mayoría de las consultas, pero la crisis impone problemas nuevos. “Hoy, tan solo un 45% de los trabajos se refieren al entorno familiar. En estos meses, han descendido las infidelidades y han aumentado los encargos de vigilancias a cónyuges, los reclamos de custodia de hijos y los pedidos de control a menores en sus ratos de ocio”, cuenta Francisco.
Un dato a tener en cuenta es que la crisis se ha notado también en las agencias de detectives de Argentina: han bajado tanto el número de clientes como los trabajos que se encargan. “Lo único que han aumentado son los falsos detectives”, coinciden las tres fuentes consultadas. Por eso, es recomendable chequear bien a las personas que contratamos y concurrir a su oficina o empresa. Hay mucha truchada en Internet y entregar información privada es una zona de riesgo complicada.
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