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Una mujer cose osos de peluche con prendas de fallecidos por covid-19

Una hermosa iniciativa que conecta a las familias con las víctimas del virus.

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El coronavirus ha sido el responsable de millones de muertes en todo el mundo y de dejar a infinidad de familias devastadas. Sin embargo, para contrarrestar el gran dolor que este momento histórico conlleva, Eréndira Guerrero confecciona osos de peluche con prendas de fallecidos por covid-19.

Eréndira vive en la Ciudad de Juárez, México, tiene 55 años y es costurera. Ella solía coser cubrebocas, pero ahora se dedica a la confección de osos de peluche con prendas de aquellos que fallecieron por el virus. Esto es de gran ayuda para que los famaliares puedan transitar el duelo.

“Mi interés es poder ayudar a las personas a que cierren su ciclo, que (…) de inicio lo vean como su familiar, como un pedacito de algo de su familiar, que les ayude a subsanar”, dice la mujer en su taller de Ciudad Juárez.

“Una vez que ya les entregas la pieza, se hace un vínculo muy especial porque la persona cambia totalmente, toca su fibra”, agrega Eréndira. La mujer afirma que no puede evitar quebrarse cuando realiza las entregas de los osos a las familias, pero admite que le gustaría que, en un futuro y con el paso del tiempo, los muñecos sean vistos por los familiares como un objeto más.

Para cada familia la confección de los muñecos es muy importante ya que en muchos casos no pueden despedirse de sus seres queridos y esta es una forma de mantenerlos siempre con ellos.

El valor de los osos oscila alrededor de los 600 pesos (unos 30 dólares), y las familias contactan a la modista a través de Facebook.

Uno de los osos que Guerrero cosió a máquina fue para Aracely Ramírez y el peluche se realizó con la camisa a cuadros que usaba su padre. “Está hecho de la chamarra (camisa) que usaba mi papá, le gustaba mucho porque era muy calentita, era de franela, y cada vez que lo agarro es un pedazo de él en mis manos, en mi vida”, afirma Ramírez, de 50 años, con la voz entrecortada.

Además, el oso lleva bordada la leyenda: “Esta es una prenda que solía usar. Cada vez que lo abraces, quiero que sepas que ahí estoy. Con amor: Papá”. “(Me ayuda a) entender que ya no está, y despedirme de él y agradecerle todo lo que me enseñó y todo lo que me dio”, comenta la mujer. Ramírez, al igual que tantas personas alrededor del mundo, no pudo velar el cuerpo de su padre y a la tumba solo pudieron acudir ocho familiares, incluida ella.

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