Mark Twain dijo: “Nunca discutas con un ignorante, te hará bajar a su nivel y allí te ganará por experiencia”. Si bien es una frase entretenida, algunas discusiones son inevitables y debemos aprender a sobrellevarlas de la mejor manera posible.
Lo importante es expresar nuestras opiniones de manera educada para no hacer sentir mal a nuestro interlocutor y salir airoso de cualquier situación. Existen pequeños trucos y técnicas que pueden ayudar a terminar una discusión sin perder la compostura.
Evitá el sincericidio
Cuando percibimos que el tema en discusión nos produce un sentimiento de injusticia, interpretamos una opinión como un arma que ataca nuestra persona y esta emoción, junto a la ira, provoca encontronazos. Discutir no es malo, es positivo pero si nos damos cuenta que la discusión va a llegar a ese punto, podemos ahorrarnos el problema evitando el “sincericidio”. No siempre es necesario decir lo que pensamos. Tenemos que poner en la balanza la finalidad, el coste emocional y el vínculo con la persona con quien estemos discutiendo.
Practicá la escucha activa
¿Qué es la escucha activa? Es un conjunto de técnicas diseñadas para escuchar y entender lo que dice la otra persona con el fin de expresarnos con claridad.
Lo primero que tenemos que hacer es no tomarnos a nivel personal la opinión de los demás. De esa forma evitará sentir que lo atacan y el sincericidio mencionado en el punto anterior.
No siempre es necesario decir lo que pensamos. Tenemos que poner en la balanza la finalidad, el coste emocional y el vínculo con la persona con quien estemos discutiendo.
Lo siguiente es escuchar lo que dice nuestro interlocutor en lugar de estar pensando en lo que vamos a decir nosotros como contrataque.
Como esta técnica intenta evitar la actitud defensiva, disminuye la tensión y permite que los conflictos se resuelvan de forma efectiva. Existen cursos online para aprender más en detalle de la práctica de escucha activa.
No siempre es bueno mirar a los ojos
Existe la creencia de que mirar a los ojos a nuestro interlocutor es una muestra de honestidad que puede funcionar como herramienta de persuasión.
Sin embargo, un estudio publicado por la revista científica Psychological Science muestra que el contacto visual puede tener el efecto contrario y disminuir nuestras posibilidades de convencer al otro.
La investigación demostró que cuanto más tiempo pasaban los participantes mirando a los ojos de un orador menos convencidos estaban de sus argumentos.
Ojo el tono
El tono, al igual que las palabras que elegimos, comunican. Tenemos que expresar nuestros argumentos en un tono cercano pero no invasivo, no debemos alzar la voz y tenemos que evitar los insultos o generalizaciones para no encender las alarmas defensivas de nuestro interlocutor.
El tono puede ser aún más critico de lo que pensamos.
El tono puede ser aún más critico de lo que pensamos. Un estudio publicado en Proceedings of Interspeech desarrolló un algoritmo que puede predecir el exito de una relación de pareja a partir del tono de sus miembros con un 79% de precisión. Cómo lo decimos es tan importante como qué decimos.
El respeto es la clave
La regla de oro para salir airoso de una discusión es evitar a toda costa el plano personal. Tenemos que tomarnos un momento para pensar qué visión y experiencia del mundo tiene nuestro interlocutor y mantenernos abiertos, no juzgar y quedarnos con lo que compartimos con el otro.
Buscá aliados
No es una cuestión de hacer una patota para enfrentar a alguien sino de ganar credibilidad. Esta es la clave para convencer a otro de que sus argumentos son validos. Intente encontrar aliados en el entorno que opinen igual. La mayoría de las personas tiene la sensación de estar equivocada si mucha gente piensa de otra manera. Por otro lado, buscar argumentos cientificos que avalen lo que dice también aumentará la validez de sus argumentos ya que las personas creen mucho más rápido lo que los científicos dicen.
Cuidado con el poder de persuasión
Es importante plantearnos si realmente queremos que el otro cambie de opinión o si simplemente queremos exponer nuestras ideas. Que la propia opinión tenga más peso que la de los demás es un arma de doble filo.