Tras el éxito creciente de las iniciativas para compartir casa, auto, libros, tiempo u otros bienes para alargar su vida útil, una nueva iniciativa propone compartir comida para evitar que se desperdicie y hacer posible mejorar la alimentación de quien pueda necesitarlo.
La plataforma, llamada Food Sharing, fue creada por el periodista y realizador de documentales Valentin Thurn para facilitar el contacto entre quienes tienen excedentes de provisiones que corren peligro de echarse a perder y personas que puedan aprovecharlas.
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En un mundo donde millones de personas sufren hambre y desnutrición, solamente en la Unión Europea 90 millones de toneladas de comida van a parar a la basura cada año. Según un estudio de la Universidad de Stuttgart presentado en 2012, en Alemania se desperdician 80 kilos de comida por persona por año, procedentes en un 60% de los domicilios particulares. Otro 20% se despilfarra en los mercados y un 17% en restaurantes y cafeterías.
Ante esta lamentable realidad, Thurn, que había dirigido el documental Taste the waste (Degusta la basura) sobre los sinsentidos de la gestión y el despilfarro de alimentos a nivel global, decidió poner en marcha al año siguiente el portal, que financió por medio del micromecenazgo (crowdfunding) recaudando por este medio 11.500 euros.
Según las cifras ofrecidas en la web, desde su creación en Colonia, desde donde se ha extendido su actividad al resto del país, se han distribuido 9.154 cestas de comida, salvando con ello 34.645,17 kilos de alimentos de acabar como residuos, y 41.161 usuarios se han inscrito o han utilizado hasta el momento la página.
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El funcionamiento del sistema es simple. Quien, debido a un error de cálculo, porque se marcha de viaje, porque se ha cancelado alguna celebración o cualquier otro motivo dispone de alimentos excedentes que no va a querer o poder consumir o vender, y que podrían echarse a perder por ello, lo anuncia, e indica dónde pueden ser recogidos.
Si no desea que el destinatario los vaya a buscar directamente a su domicilio, el portal propone algunos puntos de encuentro en el centro de las principales ciudades. Productores y distribuidores también pueden dar a conocer sus excedentes. El único requisito exigido es que no puede haber ninguna transacción monetaria de por medio.
Por razones de seguridad alimentaria, del intercambio quedan excluidos los alimentos perecederos como el pescado, las aves de corral, carne o huevos crudos, las comidas preparadas y los medicamentos (incluidos los productos homeopáticos).
Thurn resume así la filosofía del proyecto: “El intercambio de comida es para todos y debe alejarse del estigma de que los ricos dan a los pobres sus restos”. Ya tienen hasta aplicación para el celular.
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