Argentina llegó a su quinta final de Copa Davis, un logro que muy pocos han alcanzado en la competencia mundial del tenis.
Aunque por la curiosa naturaleza de los argentinos pesen más las finales perdidas, haber llegado a ellas demuestra la dimensión de la historia tenística de un país donde el otrora deporte blanco se convirtió en masivo hace años gracias al inolvidable Guillermo Vilas y sus sucesores.
El triunfo de hoy escribe una página magnífica en esa rica historia del tenis argentino.
En primer lugar porque se logró jugando de visitante, contra el último campeón, liderado por su figura, el número 2 del mundo y reciente campeón olímpico, Andy Murray, quien ostentaba un extraordinario récord de 19 victorias consecutivas en este torneo.
El regreso con gloria de Juan Martín Del Potro dio un primer punto decisivo en un partido épico ante Murray.
El tandilense, en algo más de un mes desde que volvió de una prolongada ausencia por lesiones, ganó la medalla plateada en las Olimpiadas, llegó lejos en el US Open y se ganó definitivamente el (difícil) corazón de los argentinos más la admiración de todos los fans del tenis del planeta.
Tras una gran victoria del menos experimentado Guido Pela y los triunfos británicos en el dobles y el primer single de hoy, la definición del decisivo quinto punto quedó en manos del correntino Leo Mayer, otra muestra de sacrificio, esfuerzo y humildad.
Mayer venía también de lesiones complicadas y un fuerte bajón en su juego, además de tener el ranking más bajo de su equipo. Sin embargo el capitán y sus compañeros confiaron en su enorme espíritu y su carácter que la hacen un gran jugador de Copa Davis.
Y Leo vaya que respondió! En cuatro sets derrotó con claridad al británico Evans y consiguió el ansiado pase a la final.
Las lágrimas de Mayer, quien no lograba superar el llanto para contestar las preguntas del reportaje en tv, lo dijeron todo. Se agregaba la emoción de su bebé en camino para un momento de felicidad único.
La Argentina celebra una victoria tan justa como inesperada que vuelve a ponerla ante la chance de alcanzar la Copa Davis. Quizás, como nunca, la afronta con un equipo unido, humilde, generoso y capaz de poner lo mejor de sí en la instancia decisiva.