Los Juegos Olímpicos suelen mostrar diferencias culturales. En este caso hablamos de la vestimenta, que muestra al mundo la cantidad de atletas que se ven unidos por el deporte pese a las diferencias de su país de origen.
Los Juegos de Río de Janeiro no fueron la excepción
Las federaciones internacionales son quienes deciden las normas de vestuario de cada deporte en los Juegos, pero los comités olímpicos nacionales, tienen la última palabra sobre sus deportistas.
Varias imágenes dieron la vuelta al mundo mostrando el contraste de sus protagonistas.
En el partido de vóley de playa de Alemania contra Egipto, ganó Alemania, pero lo que más llamó la atención fue la diferencia de vestimenta entre las dos naciones. Las alemanas lucieron la tradicional bikini que suelen utilizar las deportistas de esta disciplina, mientras que las egipcias, fieles a su cultura, utilizaron un traje que cubría todo su cuerpo.
La Federación Internacional de Voleibol estandarizó los uniformes del vóley-playa en 1999, obligando a que las mujeres llevaran bikinis cuya parte inferior no superara los siete centímetros en sus lados. Y aunque entonces se levantaron voces críticas que se quejaban de que esas normas desviaban la atención, desde el rendimiento deportivo de las atletas hacia sus cuerpos, la norma estuvo vigente hasta el año 2012, cuando, meses antes de los Juegos Olímpicos de Londres, la Federación Internacional dio libertad en el vestuario.
“Muchos países tienen exigencias religiosas y culturales, por lo que la norma tenía que ser más flexible”, explicó el portavoz de la FIVB, Richard Baker, para justificar la decisión.
La Federación de Atletismo, por su parte, permitía el uso del hiyab desde tiempo atrás.
La progresiva incorporación de mujeres en las delegaciones árabes ha sido uno de los factores que ha permitido aumentar la proporción de mujeres que participan en los Juegos. Y las reglas se van modificando, pero la palabra final la tienen como ya dijimos, los comités olímpicos nacionales.
Pero no todos son tan estrictos con sus deportistas. Mirando la fotografía de El Ghobashy y Walkenhorst, vemos que Nada Meawad, la segunda jugadora egipcia, compitió con la cabeza descubierta.
Bienvenidas las diferencias en este maravilloso clima olímpico.