Se trata de uno de los términos más utilizados en las calles de Buenos Aires y de toda la Argentina. Sin embargo, el origen y procedencia es una verdadera incógnita para la gran mayoría de los argentinos. Te contamos de dónde viene la palabra quilombo y qué significa este término tan popular para nosotros.
Es una de esas palabras tan habituales de la jergas urbana que su semántica es casi inabarcable… Más allá de su etimología, la palabra se usa hoy en día para expresar una gran cantidad de ideas que, si bien son medianamente afines, van a querer decir distintas cosas según la intención del que la pronuncie.
Qué significa la palabra quilombo en Argentina
Generalmente alguien se refiere a una situación como “quilombo” porque hay un conflicto, un problema de difícil solución y que genera a su vez más caos.
En Argentina nadie dice “el tránsito es un caos”: a nivel popular, lo más llano y claro para todo el mundo es decir “el transito es un quilombo”. Lo mismo cuando el clima político nacional se pone denso: obviamente … “es un quilombo”.
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El origen de la palabra quilombo
Sin embargo, durante mucho tiempo, los argentinos también usaron este término para referirse a los prostíbulos, cobrando en este caso casi una entidad representativa. Ir a un quilombo significaba literalmente ir a un casa donde se ejercía la prostitución.
Pero para complejizar todo un poco más, la misma palabra quilombo también tiene una acepción positiva entre sus interpretaciones. Por ejemplo, cuando una fiesta o un encuentro está divertido porque hay mucha gente se dice que “esta fiesta es un quilombo”.
La palabra es sin duda una de las más importantes del lunfardo argentino. El lunfardo es una de las características más notables del habla de los habitantes de Buenos Aires ligado originalmente a las letras del tango pero que surgió a partir de la llegada de millones de inmigrantes al Río de la Plata a comienzos del siglo XX.
El mayor número de extranjeros provenía de Italia y España, pese a que había inmigrantes de todas partes de Europa. Cada uno llegaba con su idioma y, mientras aprendía dificultosamente el castellano, entraba en contacto con otros inmigrantes que manejaban distintos idiomas y, aún, dialectos dentro del suyo propio.
Los inmigrantes recién llegados se instalaban en los ya famosos conventillos donde convivían con las clases bajas de la ciudad. Allí se producían estos intercambios idiomáticos: el italiano y las confusiones se mezclaban con las palabras gauchescas, aborígenes y africanas que ya se utilizaban con anterioridad.
Justamente una de las palabras que más recordaban y podían usar con facilidad estos inmigrantes para explicar su situación era “quilombo”.
¿Pero porque tiene esta palabra esa acepción de lío, barullo, situación complicada? Quilombo procede de kilombo, un término de la lengua kimbundu que se habla en Angola. En la época colonial de América Latina, el concepto se empleaba para nombrar al sitio donde se reunían los esclavos de raza negra.
‘‘Quilombo’’ se refiere entonces originalmente al asentamiento de personas que huyeron de la esclavitud, concretamente en Brasil, emplazamientos donde esclavos fugitivos que consiguieron la libertad, escapando de las plantaciones a las que estaban condenados a trabajar por los colonizadores portugueses, se asentaron durante casi 200 años.
Estos centros de refugio para esclavos que escapaban se reforzaban con empalizadas perimetrales y para sustentarse se dedicaban de lleno a la agricultura y a una escasísima cría de ganado.
Allí, a los libertos se fueron uniendo sus descendientes, indígenas, así como de todo tipo de proscritos y huidos de la justicia portuguesa de toda raza y condición, llegando a alcanzar en algunos casos, como en el caso del Quilombo de los Palmares (estado de Alagoas, Brasil), casi los 20.000 habitantes y un perímetro fortificado de 6 km.
Por suerte , el lenguaje, elemento vivo de la cultura humana, modifica a su antojo las palabras, como la herramienta de comunicación adaptable en el tiempo que es. Así, ‘‘quilombo’’, en español, pasó a ser sinónimo de lugar proscrito, expatriado y -para unos- problemático, llegando hoy en día a significar todas estas cosas que los argentinos expresamos.
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