El 2 de febrero es un día muy especial para el pequeño pueblo de Punxsutawney (Pensilvania, Estados Unidos) donde se celebra la tradicional y ya mundialmente conocida fiesta del Día de la Marmota.
Allí, los poco más de 6.000 habitantes de la localidad acompañados de miles de curiosos que llegan de todas partes del mundo se dan cita vestidos de gala en la madriguera de Phil, la marmota más famosa del planeta para saber si el invierno acabará pronto, o si que hay que esperar un poco más para la primavera.
Esta curiosa celebración se lleva a cabo todos los años desde 1841, que es el año del cual data la primera referencia documentada, aunque oficialmente este es el festejo número 131.
Para cumplir con el ritual anual, los organizadores del Día de la Marmota conocidos como el Club de la Marmota (The Punxsutawney Groundhog Club) convocan a Phil colocándolo en la puerta de su madriguera para que este, al salir de su cueva los ayude a saber si es inminente o no la llegada de la primavera.
La tradición indica que si Phil se asoma y ve su sombra volverá a meterse en su cueva y eso significa que el invierno sigue seis semanas más. En cambio, si la marmota sale y no ve su sombra, abandona el refugio señalando el pronto final de la estación más fría.
Y para este 2017, debemos decir Phil, la marmota más famosa del mundo, prevé que el invierno meteorológico seguirá vivo seis semanas más, por lo menos en el norte de América.
Algunos especialistas en el folklore americano indican que el Día de la Marmota tiene su origen en una tradición religiosa. El Día de la Candelaria, era una fecha festiva en la tradición cristiana en la que, hace cientos de años en Europa, los sacerdotes bendecían velas y las repartían. Allí, se observaba ese día el cielo y si estaba despejado era señal de que el invierno sería largo.
Como muchas celebraciones cristianas, es probable que esta también sea una transformación de otro ritual anterior. En este caso, podría derivar de una celebración parecida que hacían los romanos pero usando un erizo. Los romanos llevaron la tradición a los alemanes, quienes concluyeron que si el sol aparecía ese día, el erizo podría ver su sombra y eso indicaría que habría seis semanas más de frio.
Al trasladarse de los romanos a otro pueblo conquistados por ellos, la tradición de erizo asumió otras formas. De hecho los alemanes montaban guardia frente a una cueva para ver si cuando un oso abandonaba su cueva era señal de un pronto cambio en las condiciones meteorológicas. Por eso en ciertas zonas del norte de Europa hoy se festeja el “día del oso”.
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