El proceso le llevó 20 meses. Y un gran esfuerzo. Simone Anderson tomó la decisión de terminar con el problema de la obesidad y compartirlo con el mundo a través de Instagram para ayudar a todos los sufren el mismo drama. Puso fecha de inicio el 29 de agosto de 2014; y el 5 de mayo de 2016 mostró el mundo su vida y su presente 88 kilos después.
Simone vive en Auckland, Nueva Zelanda. Hoy tiene 25 años y fue hace dos que resolvió documentar en las redes sociales el principio del fin de su sufrimiento. “Decidí hacerlo público para motivarme”, contó. “Era el momento de hacer algo al respecto y sentí que utilizando Instagram sería la forma de comprometerme verdaderamente”.
Había decidido hacer un cambio drástico en su estilo de vida. Abrió una cuenta en la famosa red social y publicó la primera foto después de meditarlo entre lágrimas por horas. “En el momento en el que hice click en ‘publicar’ sentí que me liberaba de un gran peso, sabía que no había vuelta atrás”, confió a los medios locales.
Por esos días tenía 23 años y no estaba preparada para recibir la cantidad de comentarios negativos que recibió los primeros días. “La verdad es que fue muy difícil lidiar con los comentarios malintencionados porque no me los esperaba… Hubo muchos que realmente me hirieron. Yo había creado la cuenta para mí, y para nadie más. Con el tiempo empezó a recibir mucha atención pero esa no fue mi intención inicial”, explica Anderson.
“Si mi historia puede inspirar a otros a cambiar su estilo de vida, me sentiré completamente satisfecha”.
Pero no todo era feo y doloroso. Simone cuenta que también se sorprendió con la cantidad de personas que empezaron a seguirla, no solo interesados en su proceso, sino además compartiendo sus experiencias personales en la lucha contra el sobrepeso. “Me di cuenta que estaba siendo una inspiración para otra gente con el mismo problema y eso me encantaba”, se emociona.
En octubre de 2014 Simone se sometió a una intervención para el tratamiento de la obesidad. Le pusieron un cinturón gástrico. En este procedimiento quirúrgico se reduce alrededor del 15% del tamaño original del estómago. Además, empezó una dieta, una rutina de ejercicios y un estilo de vida más saludables y un régimen de ejercicio.
“Siempre me esforcé por mostrar que era un proceso honesto. Desde el día uno expuse ante el mundo mi piel, cada estría, cada flacidez…”, repasa. Y destaca un punto distintivo en su historia: “En este tipo de cuentas las personas están acostumbradas a ver las fotos del antes y el después, pero muchas veces no están preparados para ser testigos de todo lo que pasa en medio del proceso. A mucha gente le costó creer que era verdad”. Más de una vez tuvo que explicar que se había mudado de casa y por esa razón el entorno de las fotos que subía cambiaba, o que estaba bronceada porque había ido de vacaciones, pero que seguía siendo ella.
Al final del proceso, se realizó una abdominoplastia, y un levantamiento y aumento de senos. Lo compartió, dice, para mostrarle a otros que se puede. ¡Felicitaciones Simone!