Esta no es una crítica teatral; asumo mi carencia de conocimientos y formación para hacerla. Intento en cambio transmitir la amplia gama de fuertes sensaciones que me dejó una obra de teatro que no dudo en calificar de extraordinaria.
Puedo empezar diciendo que la puesta es sorprendente, brillante y muy cuidada, que las actuaciones son excelentes, la dirección brillante, que las más de dos horas de espectáculo no se sienten, que hay decenas de detalles técnicos para resaltar, que la obra atrapa desde el primer minuto y hasta después de los aplausos de un final que ni siquiera es el final.
Sin embargo siento que nada de eso es suficiente para siquiera comenzar a expresar lo que “El curioso incidente del perro a medianoche” genera en el público que, no casualmente, colma la bella sala del Teatro Maipo en cada presentación. Quizás pueda intentar otro camino y contarles que:
La obra sumerge al espectador en la piel y el alma del protagonista, lo traslada a su interior, lo conduce a un recorrido doloroso -y maravilloso- por sus padecimientos, sus logros, su intelecto inmenso, su emocionalidad restringida, su imposibilidad de mentir o sus notorias dificultades para relacionarse
La actuación de Iñaki Aldao hace difícil encontrar calificativos adecuados. El protagonista excluyente de la obra inspira ternura a raudales, se comunica con palabras, sonidos y movimientos, con discursos complejos y conceptos de conmovedora simpleza, se desplaza -por momentos danza- por el escenario al ritmo de sus pensamientos, torturados o desbocados.
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La puesta es fundamental para atrapar a quien la ve y arrastrarlo al escenario, hacerlo parte de esa tormenta interior que habita en un niño de 15 años tan especial y tan querible.
Sin que esto implique en absoluto el tan temido “espoileo”, la obra transmite un hermoso y profundo mensaje sobre las diferencias, las particularidades que cada persona tiene y cuya comprensión debería ayudarnos a desterrar la absurda idea de “normalidad”. Esas singularidades que conforman la personalidad pueden ser más o menos marcadas respecto del promedio y siempre deben ser respetadas, para lo cual es imprescindible comprenderlas y asumirlas.
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Desde ya que decir esto es fácil y convivir con las diferencias, sobre todo cuando son más marcadas, no lo es. Allí indaga la obra, en los dolores, los amores, los deseos y las frustraciones de protagonistas exhibidos en forma descarnada, intensa y directa.
Al cabo, esas sensaciones fuertes a las que aludí al principio se profundizan con el paso de las horas. Se sienten ganas de volver a estar en el teatro, sobre todo para aplaudir con mayor fuerza aún, de pie y por largo rato. Para agradecer el arte, la entrega y todo lo que transmite una obra maravillosa.
Quién es quién en el elenco
Iñaki Aldao es el gran protagonista de la obra interpreta a Christopher. Es un actor que hace su debut en el teatro comercial y logra que la platea aplauda de pie después de vivir junto a él su historia de aislamiento por ser un adolescente “diferente”. Desde la butaca el espectador vive su especial visión de la humanidad y del universo, embarcándose con él en un viaje transformador.
Melania Lenoir y Pablo Alarcón interpretan a los padres de Christopher y ambos hacen un gran trabajo en escena.
Carla Calabrese, además de representar a la maestra de Christopher, dirige la obra y es fundadora de The Stage Company (empresa responsable de haber traído esta obra a la Argentina).
El resto del elenco también lo integran artistas de primer nivel y con gran experiencia en los escenarios. Ellos son: Adriana Aizenberg, Pablo Sultani, Marcos Rauch, Andrea Lovera, Sebastián Prada, Manuel Victoria, Fernando Margenet, Geraldine Farhat, Mariano Caligaris y Agustín Peréz Costa.
El curioso incidente del perro a medianoche es una obra que deja huella en el espectador por el talento de los actores, por la impactante puesta en escena y por la historia basada en la novela de Mark Haddon, una historia que nos invita a pensar y cambiar.