Cacho Castaña murió luego de permanecer internado en terapia intensiva en el Sanatorio Los Arcos de Palermo. Su salud estaba muy deteriorada a raíz de varios problemas que sufrió y el último se debió al ingreso de una bacteria a sus pulmones.
Cantante popular, autor y compositor, hincha de San Lorenzo y un gran seductor, fue un porteño de raza
Mostraba en sus canciones cierta nostalgia tanguera y códigos de barrio. Uno de sus temas más famosos termina con este verso: “Por eso vuelvo hasta la esquina del boliche a buscar la barra eterna de Gaona y Boyacá. ¡Ya son pocos los que quedan! Vamos, muchachos, esta noche a recordar una por una las hazañas de otros tiempos y el recuerdo del boliche que llamamos La Humedad.”
Repetía con frecuencia una serie de muletillas que lo divertían:
Su nombre era Humberto Vicente Castagna nacido el 11 de junio de 1942 en el barrio de Flores. Su pasión por la música comenzó cuando era chico y los excesos lo acompañaron haciendo temblar su salud. Así cantaba en “Cacho de Buenos Aires”:
“Por esa puta costumbre de hacerme el galán de moda, tomando whisky sin hielo, saber que es mala la droga”
Entre discos de oro y de platino llegó a acumular tres decenas a lo largo de toda su carrera.
Sus temas más difundidos fueron “Café La Humedad”, dedicado a un café de su barrio, “Garganta con Arena” para Roberto Goyeneche, “Tita de Buenos Aires” dedicado a la querida Tita Merello y “La Gata Varela” para su amiga Adriana Varela.
Cacho ostentaba en su casa un diploma ficticio que lo declaraba doctor honoris causa de la Universidad de la Calle
Cacho tuvo casi tantas internaciones por problemas de salud como resurrecciones. Su adicción al tabaco y a las drogas le provocaron serios problemas. En una de sus dolorosas internaciones se cruzó con Sandro y tuvieron este increíble diálogo contado por él:
“Me lo encuentro en la habitación. ‘Largá el escabio que te vas a poner bien’, le digo. ‘Pero Sandro me contestó: ‘¿Sabés qué pasa? Me tienen que hacer un trasplante. Y lo que estoy necesitando es un combo: pulmones, el hígado, los vasos, el bobo. ¿Cómo van a hacer para conseguirme todo eso?’. Entonces le respondí: ‘No te amargues, che, en Carrefour hay de todo. Pero si te llegás a morir mejor que no te cremen, porque tomaste tanto alcohol que vas a durar seis meses prendido’”.
En sus últimos años Cacho reconoció que su mayor equivocación fue haber caído en la droga. “Te vuelve un ser oscuro, te aleja de todo, es una porquería realmente. Tuve la bendición de Dios de poder salir y caminar por donde se debe”.
Con sus aciertos y sus desaciertos, Cacho Castaña logró trascender y fue muy querido. “Voy camino a los cincuenta”: “Me da bronca cuando pienso que ya está, que esto fue todo, y que sigo estando solo por mi forma de pensar (…) Voy camino a los cincuenta, punto y coma de la vida /sin pensar, sin darme cuenta, cerca del punto final. Voy… Voy camino a los cincuenta y a pesar de lo que digo…/por lo mucho que he vivido… Yo no me puedo quejar…”
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