A partir del concepto tradicional del circo, tanto desde su visión artística así como inclusive desde su infraestructura móvil: la carpa, surge “Proyecto Migra”, formado por un grupo de artistas que idearon un Centro Cultural móvil abierto a toda la comunidad, que promueve el intercambio, la descentralización y la federalización del arte.
Como ellos mismos explican, “Somos siete amigos primero, artistas y docentes que quisimos unir esa fuerza y hacer algo más con este sueño de tener una carpa que funcione como centro cultural”. Una sala, un espacio dinámico y disponible para recibir cualquier expresión artística/cultural.
Se trata en resumidas cuentas de un grupo de artistas productores que considera que la gestión cultural contemporánea requiere una nueva práctica de abordaje, transformar la lógica de trabajo unitario y crear experiencias para desarrollarse en conjunto con los pares culturales quienes desde hace dos años vienen desarrollando un corredor artístico-cultural entre Argentina y Uruguay.
Al momento de encontrar una idea que los englobe, ellos indican que “Creemos que el concepto de red y co-producción es la política cultural más sustentable para el desarrollo futuro de nuestro bienes artísticos”, tal como detalló Tomás, el malabarista.
Gabriela, una de las acróbatas del circo, considera que la carpa le ayuda a romper las cáscaras del artista. “La vida de circo te hace cambiar de rol constantemente, la carpa tiene una cosa mutante, no sólo por la geografía que va cambiando, sino también por el adentro. No sólo es una sala negra que ofrece oscuridad para el espectáculo, sino que la disposición del público puedo variar constantemente”.
“Migra” considera que el auge del circo en los últimos años les demostró que es una herramienta de inclusión muy potente.
“Tiene un carácter popular pero al mismo tiempo, las nuevas creaciones buscamos transmitir un mensaje y colocar al espectador en un lugar activo, de interpretación y reflexión, más allá del disfrute espectacular”.
“En Uruguay hubo una milonga, después un cine. La idea es coproducir, unir fuerza con otros. Lo que ya está sucediendo que pueda confluir en la carpa y también espacios para talleres para poder capacitar desde nuestra experiencia. En esto de la federalización poder entrar también con la formación y romper ese círculo vicioso que hay en capital federal que se da por la superoferta”, contó Gabriela a la agencia Telam.
Para Juan Manuel, otro de los integrantes, tras la tragedia de Cromañón, se cerraron muchos pequeños espacios que solos no podían sobrevivir. “Ante el pánico cerraron muchos lugares, entonces la gente que hacia espectáculos para 50 personas empezó a morir. Ante eso la única alternativa era juntarse con otros y entre ambos alquilar una sala. Así fueron surgiendo los espacios que se los llamó centros culturales.”
Un teatro en movimiento que viaja por todo el país y que completa la capacidad de espectadores en cada función. Y, por otro lado, propone un espacio abierto a toda la comunidad.
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