Facundo Manes: cuándo el amor propio se convierte en narcisismo

Las fascinantes historias de la mitología explicaron, desde siempre, los fenómenos de la naturaleza y los diversos comportamientos humanos. La historia de Narciso es uno de estos casos. Se trataba de un joven muy hermoso pero vanidoso, que rechazaba a las mujeres que se enamoraban de él. Como sabemos, Narciso se enamoró de su propia imagen al verse reflejado en un arroyo. Y esta profunda fascinación hacia sí mismo lo embelesó, lo volvió insensible a todo su alrededor y así se dejó morir.

El narcisismo (de ahí su nombre), según las teorías psicológicas contemporáneas, es un rasgo de personalidad que se caracteriza porque el individuo suele centrarse en sí mismo, considerarse más atractivo e inteligente que los demás y comportarse de manera egoísta. También puede querer ser el centro de atención y esperar que los demás, sobre todo, le tengan admiración.

Ahora bien, el narcisismo se manifiesta dentro de un continuo. Algunas características, en su justa medida, pueden ser sanas y ventajosas, como la autoconfianza, el carisma y la predisposición al liderazgo.

Pero, en su forma extrema y acompañado de dificultades para regular las propias emociones y conductas, pueden representar lo que se denomina “trastorno narcisista de la personalidad”. Las personas con esta patología presentan un sentido excesivo de autoimportancia y tienen fantasías de éxito que no son realistas. Asimismo, suelen estar convencidas de que son superiores y, en consecuencia, se enojan si no son tratadas de manera especial. Incluso, a veces, muestran falta de empatía y envidia intensa ante los logros de los demás.

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El trastorno narcisista de personalidad puede expresarse a través de estos rasgos que mencionamos y que son los que popularmente se identifican con el narcisismo, como la extroversión, la extravagancia y la vanidad. Se trata de un tipo de narcisismo que se denomina “narcisismo descubierto”.

Sin embargo, otra faceta del narcisismo se asocia con la introversión, la vergüenza, la baja autoestima, los sentimientos de menosprecio, de hipersensibilidad y de ansiedad. Es un “narcisismo cubierto”, que, generalmente, se orienta a la rivalidad, agresividad y devaluación de los otros.

Si bien parece tratarse de casos diferentes, ambos narcisismos comparten la creencia de que uno es especial en algún sentido. Su comportamiento intenta mantener una autoimagen positiva, sea a través de la autopromoción que busca la admiración y el orgullo o la autodefensa que protege de las críticas.

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El narcisismo extremo, en cualquiera de sus formas, puede desencadenar cierta tendencia a la agresión, depresión y abuso de sustancias, a partir de la sensación de verse incapaz de lograr sus propias expectativas. La faceta vulnerable del narcisismo puede tener graves consecuencias porque quienes la padecen parecen tener mayor riesgo de sufrir malestar emocional y de presentar conductas autodestructivas e ideación suicida que los narcisistas grandiosos.

Aún se desconocen las causas del narcisismo. Presumiblemente, se debe a factores genéticos, biológicos y ambientales que interactúan dando lugar a un exagerado amor por uno mismo. El adivino Tiresias había profetizado el destino de Narciso al vaticinar que llegaría a viejo siempre y cuando no contemplara su imagen. A diferencia del contenido de esos mitos que proponían cierta predestinación, las personas podemos intentar vivir bien nuestras propias historias.