El primero de los tres debates presidenciales marcará el inicio de una recta final de seis semanas hasta la elección, el 8 de noviembre. Es una inédita carrera con dos candidatos rechazados por la mayoría de los electores.
La amplia ventaja de Hillary Clinton a nivel nacional, que alcanzó más de diez puntos en julio, se ha reducido al mínimo, aunque los últimos sondeos han vuelto a abrir ligeramente la brecha. La media de las encuestas la sitúa en tres puntos de ventaja.
Calculan que más de 100 millones de personas verán el debate; una audiencia sólo comparable a la de la final del fútbol americano.
Hillary estuvo todo el fin de semana encerrada, ensayando para esta contienda con psicólogos y un asesor que se hacía pasar por Trump. En cambio, el republicano hizo campaña y no se preparó tan intensamente para esta cita, a la que llegan muy reñidos en las encuestas.
Un sondeo de The Washington Post les asigna un empate en 46%. Hay cerca de 9% de indecisos
Lo único confirmado es que la elección presenta a dos candidatos con un antivoto muy alto y que el debate busca convencer a los indecisos.
El grupo de los indecisos no es muy grande y algunos han dicho que van a votar por los candidatos de los partidos independientes. Aunque siempre ha pasado que en el último momento se deciden a votar por uno de los partidos principales.
Pero para Hillary y Trump es importante fortalecer sus relaciones con sus seguidores, motivarlos para asegurar que no dejen de votar el 8 de noviembre.
Entonces hay dos metas: persuadir a los indecisos y reforzar el apoyo de sus seguidores.
¿Quién llega con ventaja al debate? ¿Clinton o Trump?
Ninguno de los dos tiene una ventaja obvia ante el debate. Lo que tiene Trump es su espontaneidad y el elemento sorpresa, que pueden ser una ventaja en un programa en vivo. Además tiene mucha familiaridad con la televisión pues es un personaje muy mediático.
Del otro lado Hillary tiene la ventaja de la experiencia. Ha participado en muchos debates y tiene más información, sabe muy bien sobre el manejo del gobierno y la política internacional. Es abogada y tiene un estilo muy profesional frente a su oponente. Los dos tienen ventajas, pero con talentos distintos.
¿Y cuáles son sus principales debilidades?
En el caso de Trump, su boca es su enemigo. No tiene el talento de editarse y eso puede ser muy peligroso en un programa en vivo. A eso se suma su historial de insultos, las cosas negativas que ha dicho sobre las mujeres, y no puede insultar a Hillary de la misma manera en que hizo con sus oponentes en las primarias. Si aparece abusivo con Hillary, esto lo transformaría en perdedor.
En el caso de Hillary, su debilidad es que es una persona rígida y con un oponente tan impredecible será para ella un gran reto manejar la situación. El público también la percibe como una persona poco confiable.
Habrá entonces dos personas debatiendo durante 90 minutos, que es muchísimo tiempo. En el debate no hay un momento de descanso, no habrá anuncios publicitarios, y eso también es un reto físico muy difícil para candidatos que no son jóvenes.
Con el historial de Trump como un candidato impredecible, es imposible ofrecer una predicción. Por eso todo el mundo va a mirar el debate porque nadie sabe lo que va a pasar. Será como un juego de fútbol.
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