La Universidad de Oxford anunció en un comunicado que va a iniciar los ensayos de las fases 2 y 3 de su vacuna contra la COVID-19. Está reclutando 10.260 adultos y niños sanos para inyectarles la vacuna. Las franjas de edad serán de 56 a 59 años, de 5 a 12 años y más de 70 años.
De los más de cien proyectos de vacuna reconocidos por la OMS, ya hay ocho en fase clínica. No es el único recurso científico para detener al virus, pero sí el más importante. Los expertos creen que en 2021 habrá más de una
Según Andrew Pollard, jefe del Grupo de Vacunas de Oxford, “los estudios clínicos han progresado muy bien”. En la fase previa (la 1) participaron 1.000 voluntarios de edades que iban entre los 18 y los 55 años y se ha ampliado la muestra para probar la vacuna en adultos de más edad y en niños. El objetivo es determinar si la respuesta inmunitaria varía en función de la edad y probar si puede proporcionar protección en la población en general.
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La universidad señala que los participantes adultos de los grupos de las fases 2 y 3 serán asignados al azar para recibir una o dos dosis de la vacuna ChAdOx1 nCoV-19 o una vacuna autorizada (MenACWY, para la meningitis), que se utilizará como control para la comparación.
A la vez, se firmaron los primeros acuerdos para suministrar al menos 400 millones de dosis. La compañía farmacéutica AstraZeneca tiene una capacidad total de mil millones de dosis entre 2020 y 2021, pero anunció que continúa aumentando aún más la capacidad.
Una versión debilitada del virus del resfriado
La ChAdOx1 nCoV-19 está hecha de un virus llamado ChAdOx1, una versión debilitada de un virus del resfriado común (adenovirus), que causa infecciones en los chimpancés y que ha sido modificado genéticamente de manera que es imposible que se replique en humanos.
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La evaluación de la eficacia de la vacuna podría tardar entre dos y seis meses, según indica la universidad. “La rapidez con la que se alcancen los números requeridos dependerá de los niveles de transmisión del virus en la comunidad. Si sigue siendo alta, se podrán obtener suficientes datos de eficacia en un par de meses, pero si los niveles de transmisión disminuyen, podría llevar hasta seis meses”, precisaron.
“La velocidad a la que esta nueva vacuna ha avanzado en las últimas etapas de los ensayos clínicos es un testimonio de la innovadora investigación científica de Oxford”, ha destacado Mene Pangalos, vicepresidetne ejecutivo de AstraZeneca, que ya se comprometió con socios del Reino Unido y Estados Unidos para la producción en masa de la vacuna, con el fin de que se pueda distribuir si finalmente se lograran pruebas concluyentes de eficacia y seguridad.
El anuncio de la Universidad de Oxford llega dos días después de que la biotecnológica estadounidense Moderna anunciara buenos resultados preliminares de su vacuna contra la COVID-19.
Según los expertos, la vacuna contra la COVID-19 llegará más pronto que tarde, seguramente en algún momento del año que viene. Incluso es probable que en 2021 haya más de una: se habla de 4 o 5 opciones
Si bien medidas como la higiene, el uso de mascarillas o el distanciamiento físico seguirán siendo muy efectivas y pueden frenar el ritmo de contagios hasta niveles de relativa seguridad, el regreso a la situación anterior a la pandemia va a depender del hallazgo de soluciones terapéuticas. Dentro de estas, la vacuna es la más importante.
¿La única opción es una una vacuna?
La acelerada carrera por encontrar una vacuna tiene ante sí un triple desafío:
- Primero, para acortar los plazos debe conseguir acelerar esa relativa lentitud que caracteriza al proceso habitual de desarrollo.
- También hay que considerar que la vacuna debe poder producirse a gran escala, por lo que la implicación de la industria farmacéutica es fundamental.
- El tercer paso sería asegurar campañas masivas de vacunación. La suma de estos tres grandes objetivos convierten a este reto en uno de los más importantes a los que se ha enfrentado la ciencia en toda la historia.
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Cuántas fases debe superar una vacuna
Antes de cualquier prueba clínica en humanos, una vacuna debe superar una Fase 0 o preclínica, que incluye pruebas in vitro y en animales. Debe demostrar que es segura y que funciona en los organismos animales. Si lo hace, puede pasar al estudio clínico, que se divide a su vez en en tres fases, con una cuarta opcional:
- Fase 1: La vacuna se prueba en pequeños grupos de entre 20 y 100 personas sanas. El estudio se centra en confirmar que es segura y efectiva, identificando posibles efectos secundarios y determinando la dosis adecuada.
- Fase 2: Es un estudio a mayor escala en el que participan varios cientos de personas. Aquí se evalúan los efectos secundarios más comunes en el corto plazo y cómo reacciona el sistema inmune.
- Fase 3: Es un ensayo mucho más grande en el que participan varios miles de voluntarios. Se compara cómo evolucionan las personas que fueron vacunadas respecto a las que no. También se recolectan datos estadísticos acerca de la efectividad y la seguridad. Esta fase también sirve para detectar otros posibles efectos secundarios que hayan pasado desapercibidos en la Fase 2.
- Posible fase 4: Muchas vacunas se someten a una Fase 4 después de que la vacuna haya sido sido aprobada. El objetivo es recabar aún más información que pueda reforzar su seguridad y eficacia.
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