El castillo de vidrio soplado más grande del mundo, ubicado en el Museo del Vidrio de Shanghai, se rompió en mil pedazos luego de que dos niños derribasen el escaparate mientras jugaban a metros de sus padres, que filmaban otras obras sin registrar que los pequeños estaban pasándose de la raya.
El castillo es una recreación a escala del castillo de La Cenicienta de Disney World Resort, que presentado como un regalo al museo en 2016 para conmemorar su quinto aniversario. La pieza fue creada por el soplador de vidrio español Miguel Arribas, que invirtió en ella cerca de 500 horas que se echaron a perder en tal solo un segundo.
Era una de las piezas que más llamaba la atención de la exposición y el mayor castillo de vidrio del mundo
Los niños estaban de visita en el museo con sus padres. En un momento dado, se acercaron demasiado a la obra, se saltaron la barrera de protección y golpearon de forma accidental el vidrio protector del castillo. Esto hizo que una parte de la obra se rompiera y la otra se derrumbase.
Para la creación de esta obra, Arribas había dedicado 500 horas de trabajo. Estaba formada por más de 30.000 partes individuales hechas a mano, junto a torreones que sustentaban unas agujas hechas con oro de 24 quilates y su peso superaba los 60 kilos. Se estima que el valor de esta podía ser de unos 64.000 dólares. Los padres de los niños, que se han mostrado avergonzados por lo sucedido, se comprometieron a pagar los daños.
Estaba formada por más de 30.000 partes individuales hechas a mano, junto a torreones que sustentaban unas agujas hechas con oro de 24 quilates
No es la primera vez que este museo se enfrenta a una situación similar. En 2016, otra obra llamada ‘Angel is Waiting’, se partió por la mitad por culpa de dos niños que además grabaron con sus móviles lo sucedido.
No obstante, los daños quedaron en anécdota, y le dieron pie al museo para crear un concepto nuevo: “Broken” (roto). De este modo, la obra se ha quedado incompleta, puesto que la artista no ha querido reponer el trozo que falta. Pero deja un recuerdo curioso en un museo cuya relación con los niños empieza a volverse complicada.
Luego de este segundo episodio, desde la institución se emitió un comunicado en el que se ruega mayor cuidado por parte de los visitantes. “El Museo del Vidrio de Shanghái hace un llamamiento solemne a todos los visitantes para que observen la etiqueta de visita al museo, no pasen por encima de la cerca, no toquen las exhibiciones, no persigan, no hagan ruidos fuertes, la seguridad de las exhibiciones y el ambiente civilizado de la visita requieren nuestra protección conjunta”.
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A su vez, en la publicación destacaron la actitud de los chicos y sus padres que se hicieron cargo de su error: “En el momento del incidente, los niños se dieron cuenta de la conducta inadecuada y, bajo el aliento y el liderazgo de sus padres, tomaron la iniciativa de encontrar al personal de la biblioteca para informar lo ocurrido. Fueron amables y sinceros, y estaban dispuestos a ayudar en los asuntos de seguimiento, lo que nos conmovió mucho. También nos hace creer que la generación futura se convertirá en una buena audiencia del museo”.
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